miércoles, 17 de noviembre de 2010

Tanto y tan poco


Por una parte me siento culpable por no adivinar
compases de malos augurios a la cita del cortijo
donde los amantes se quisieron con vilo, dejando sonar
los compases de dos corazones que arrimaban al sufijo
canciones de trino, alimentadas por la pasión al rogar
de los Dioses por ellos redobles de tenia lumbre al trigo.

Por otra parte, me siento caduco por entrometerme
en discusión tomada al curso de una foto, poniéndome
en situación de innoble bárbaro por seguir las pautas
del son que marca la flauta tocada por señorita no cauta;
pierdo los papeles en manejos de quiebros donde la mente
debe frenarme, pues es de educado no beber de la misma fuente.

Bien mirado funciono de soslayo y es como irreal pensar
en un futuro genial. Las cosas han de irme mal, pescante
en vida por delitos aprobados cuyos pecados habré de consumar
ya que la lisonja que me honra de buena gana dio cante
de pérdida, y pensar otra vez en una despedida me asquea
hasta el punto de ver con buena vista una vida que mosquea.

Los ojos que quieran ver miradas furtivas en un presente
de buenas ganas los aplaudiría por ser coherentes con mi plante;
es de necio seguir apostando por una suerte esquiva y es imbécil
buscar milagros en vida atea. Separo las aguas y recito mil
poemas de dolor por corazón roto como el que porto. Descartes
fue el padre de la filosofía moderna. Debo luchar por mis partes.

Si supiera el origen de mis miserias, daría capón con la mano
y cerraría el orbito de buen agrado. Los quehaceres de antaño
me han hecho tanto daño que sufro sus días, pero surge al menos
una voz que declina mi verbo y declama ser incierto mi redaño;
risa me hacen esas palabras pues mi alma está corrompida
por juegos pasados que se me hacen pesados en esta jodida vida.

Ya se ha tornado la noche oscura en cielo estrellado
y la luna ilumina un estado que viene siendo depresivo
para este lunático. Ojalá tras el sueño despertara relajado,
con ganas de comerme el mundo y no nervioso y pasivo
por derecho a residir en esta aldea. Incluso los gasterópodos
tienen mejores dichas porque yo solo siento dolor, sopor y malos modos.

Antonio Jiménez



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