viernes, 29 de abril de 2011

Bueno, parece ser que llevo más de un año con esto del blog


Hace un ratillo, aburrido, he visto que llevo más de un año alojado con mi blog en blogger. Empecé un 11 de abril del 2010 y posteé todos los post que tenía alojados hasta la fecha en otro servidor que era más soso que un arroz sin sal. Al principio el blog tenía el prometedor título (para mí al menos) de “Voy a Salir de la Depresión”, pero con el tiempo lo cambié por el que ahora luce, ya que recibía menos visitas que el cónclave del Papa Mariano I el cagaleras. Cuando acababa los post del principio de mi andadura bloguera, que versaban sobre mi día a día, acababa poniendo los mp3 que había escuchado mientras elaboraba dicha entrada. Luego me dio por contar cosas de mi pasado (algo movidito él), después intente culturizarlo un poco y empecé a hacer entradas más sesudas, mas trabajadas. Luego me dio por retomar la escritura y retomé la costumbre de escribir poemas propios y relatos cortos de ficción, a los que iba intercalando otros de autores más consagrados (vaya que si). Ahora rozando el año y ya pasado me ha dado por poner videoclips que me gustan. ¿Por qué tanta variedad? Porque yo soy así, más variable que una veleta y me gusta compartir las cosas con los demás, verdadero propósito del blog. En realidad es tanto el tiempo libre que disfruto que llevo a la vez 5 blogs; tres específicos de música, en los que me limito a compartir la música que considero “buena” para mí y simplemente como algunos links son difíciles de encontrar, los chivo (jjejejejejeje), no, prefiero la palabra compartir, palabra clave en la lucha entre internautas y ricos conservadores del derecho de autor, que quieren simplemente enriquecerse más a costa del trabajo de otros sin dar un palo al agua. Si pudiéramos consumir todo lo que se saca al mercado, otro gallo cantaría por estas lindes, pero para eso está el mercado exclusivo, para los niños de papá, los pobres de a pié nos debemos conformar con copias beneplacitadas en la red y copias piratas de ropas de marca, por ejemplo unos live’s, uno donde pongo los links de los libros que me encuentro que me parecen interesantes y este que nos ocupa, que es un popurrí más o menos personal, sin serlo ni dejándolo de ser.

Soy de un cínico y un liberal que asusta. En algunas de mis poesías he dado puntilladas y en las fotos he intentado ser algunas veces crudo. No me importa lo que penséis de mí. Soy subjetivo a cualquier formato de ser que os hayáis hecho de mí. Simplemente estoy para compartir, lo mismo libros que música que poesía que videoclips que mis pensamientos que relatos cortos que tropecientas mil cosas más. Los religiosos (a lo que hago un inciso, soy ateo por convicción propia y derivada de lecturas de todo tipo de libros que hablan de los dogmas de fe) están más que hartos de escuchar que deben compartir, pero paradójicamente se da el caso que son los que menos lo hacen. Yo me ofrezco totalmente desnudo ante todos ustedes.

Como han podido constatar, no he celebrado el año en la brecha. Paso de esas superficialidades. Lo importante es que todavía estoy en pié, con mi triste depresión, con seguidores que se borran, con menos lectores, con menos comentaristas (por no decir ninguno), pero eso me la trae al viento. Yo sigo compartiendo. Si alguien lee con un poco de objetividad mis palabras, seguro que puede aprender algo. Como mínimo a no repetirlas.

Música que he estado escuchando mientras elaboraba la entrada:
Not Tonight Josephine - All On The Horizon (2011)

miércoles, 20 de abril de 2011

Pasión



Algunos han ganado un placer salvaje,
por arriesgarse ante el salvaje dolor,
yo podría esta noche ganar tu amor
y sufrir mañana el peligro de la muerte.

Podría estremecerte en la batalla,
y arrancar una mirada de tu ojo.
¡Qué frágil es el corazón que arde,
embriagado de intentos y anhelos!

Bienvenidas las noches de sueños rotos,
y los días de crueles matanzas.
¿Puedo considerar que llorarías
al oír mis acechantes tribulaciones?

Dime si con errantes peregrinos
deambulas lejos de todo,
¿Vagas tú por aquellos campos distantes
sin extraviar tu espíritu?

Salvaje, profundo, suena un cuerno en la distancia,
dejadme, dejadme ir,
dónde el sheik y el británico luchan,
sobre las márgenes de los ríos.

La sangre ha teñido aquellas riberas
con manchas escarlatas, lo sé;
las fronteras se cubren de tumbas,
y sin embargo, dejadme ir.

Aunque la crueldad del holocausto
suba como el vapor de las naciones,
con placer me sumaría a las huestes muertas,
si la orden me fuese dada.

La esencia de la pasión debe templar mi brazo,
su ardor agita mi vida,
hasta que la fuerza humana tema el encanto
deberán sucumbir entre gritos de alarma,
como los árboles abatidos luchan con la tormenta.

Si yo, excitada por la guerra, buscase tu amor
¿Te atreverías a estar a mi lado?
¿Te atreverías a reprobar mi pasión,
presa del desprecio, del orgullo más exasperante?

No, mi voluntad sometería la tuya,
tan alta y libre,
y el amor domaría esa alma altiva.
Si, con ternura me amarías.

Leeré mi victoria en tus ojos,
contemplando, y probando el cambio;
luego dejaré, indiferente, mi noble premio
en manos de las armas distantes.

Desearía morir cuando se alce la espuma,
cuando el vino resplandezca alto;
sin esperar que en la copa exhausta
caiga la abúlica vida en hediondas mentiras.

Entonces el amor será coronado con dulces recompensas,
bendecido con esperanza y plenitud.
Desearía montar aquel corcel, desenvainar la hoja,
y perecer entre los aullidos de la batalla.
Charlotte Brontë

viernes, 15 de abril de 2011

Pútrido



Era taciturna la llaga de mi boca
pero yo seguía chupando pollas
con el beneplácito de la real foca,
mujer ella del bendito botarate degolla
bebes sin madres a quien reclamar su partida.

Uno de mis clientes al correrse me cogió
la cabeza para que no la apartara y me tragué
su sucio semen de sabor agrio a lo que más odio,
a cebollas crudas, y sin pensármelo le arranqué
la polla de un mordisco escupiéndola sobre el linóleo.

Se fue con la chorra ensangrentada gritando y llorando
mientras yo cogí mi bourbon y me eché un trago
para enjuagar mi boca de aquella sustancia sin fondo
escupiéndolo tras hacer gárgaras con el brebaje del carajo,
mientras maldecía al puto yonqui y su jodida verga.

Al rato los escorpiones del mantra me llamaron
con voz firme e intuí que era hora de mi dosis,
con el subidón para viajar por las costas de Sauron
mientras mi cuerpo temblaba de goce por la simbiosis
que da en el cerebro un chute de esta droga tan puñetera.

Mi vena parecía cobrar vida tras hacerme el torniquete;
se movía de derecha a izquierda cual víbora por el ramaje
de una selva implantada en mi brazo izquierdo. Intente
domarla con la canción de las causas perdidas, pero su linaje
no entendía de músicas. Entré a matar como los toreros.

Y cual fue mi enjundia que la vena saltó a mis narices
y el pinchazo fue a parar a mi boca de rebote, inflándome
los labios como picadura de avispa y dejándome las varices
de la nariz aun más enrojecidas. Después estuve echándome
agua a la herida y de ella brotaron cinco millones de gusanos.

Y la verdad no es otra que ya muerto soñaba que estaba
vivo y mientras recreaba lo contado, mi cuerpo dejaba escapar
de su interior los malditos gusanos que con tanto gusto habitaban
en mis podridas carnes, ocurriendo lo raro en la muerte que por explicar
sólo puedo decir que tras mis ingestas de alcohol, mi cerebro sigue funcionando.

Antonio Jiménez

jueves, 14 de abril de 2011

Muerte vergonzosa



Éramos cuatro en torno al lecho,
el sacerdote se arrodilló junto a él
su madre de pie en la cabecera,
frente a sus pies aguardaba la novia;
estábamos seguros de que había muerto,
aunque sus ojos permanecían abiertos.

No murió durante la noche,
no murió durante el día,
pero en la luz del crepúsculo
su espíritu falleció,
cuando ni el sol ni la luna brillaban
y en los árboles sólo flotaba un ámbar gris.

No fue muerto por la espada,
tampoco por la lanza o el hacha,
aunque nunca pronunció una palabra
desde que aquí regresó;
yo corté el delicado cordón
del cuello de mi hermano querido.

Él no azotó su golpe
y la cobardía viene detrás,
en un lugar donde tiemblan los cuernos,
un sendero difícil de encontrar,
pues los cuernos oscilan en los arcos
y el crepúsculo ciega los corazones.

Ellos iluminaron una gran antorcha,
donde rápidos se agitaron los brazos,
Sir John, el Caballero del pantano,
Sir Guy, del doloroso golpe altivo,
con tres veces veinte caballeros más diez,
colgaron al bravo Lord Hugh al final.

Yo soy tres veces veinte más diez,
y mi cabello se ha tornado gris,
he conocido a Sir John del Pantano,
hace mucho, en un lejano día de verano,
y me alegra pensar en aquel momento
en el que arranqué su vida con mis manos.

Yo soy tres veces veinte más diez,
y mi fuerza quedó en el pasado,
pero hace mucho yo y mis hombres,
cuando el cielo estaba nublado,
y la bruma se arrastraba por las cañas del pantano,
matamos a Sir Guy, el del doloroso golpe altivo.

Y ahora todos ustedes, caballeros,
ruego que oren por Sir Hugh,
un hombre duro y honesto,
y por Alice, esposa de un guerrero.
William Morris

martes, 12 de abril de 2011

Llanto


Acostumbrado
a ver la natural
composición
de las cosas,
no acierto,
sin embargo,
a comprender
la costumbre
de las personas.

Me pierdo
en un marasmo
intraducible
a mi raciocinio
de unas conductas
que se me antojan
caprichosas
y se me dibujan
pueriles.

Antonio Jiménez