De noche,
una carretera solitaria,
el motor rugiendo,
las luces apagadas,
el acelerador hasta el fondo,
las pulsaciones aceleradas,
el sudor frío,
las manos apretadas
al volante,
los brazos rígidos,
una curva cerrada,
un monte escarbado,
un choque violento,
el fuego que nutre la oscuridad,
mi alma libre al fin.
Pero no,
eso es lo fácil
y lo que varios desean
tras leer comentarios
escritos hace poco.
Mis ideas pueden
que sirvan de bien poco
pero hasta la agonía
pienso podrirme en esta jauría.
Los envites de la vida
darán buenas cornadas
a un cuerpo ya destrozado,
pero la lucha seguirá
pese a quien le pese.
Sea esta mi voluntad.
Antonio Jiménez
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