miércoles, 24 de noviembre de 2010

El barco del norte XXIV (Philip Larkin)


Amor, debemos separarnos: que no sea
terrible ni amargo. En el pasado
hubo demasiada luz de luna y autocompasión;
dejemos que esto se acabe: nunca antes el sol
atravesó el cielo más descaradamente,
nunca los corazones tuvieron más ganas de ser libres,
de echar abajo mundos y talar bosques; tú y yo
ya no los contenemos, somos cáscaras que miran
cómo el grano se emplea para un uso diferente.

Hay arrepentimiento. Siempre hay arrepentimiento.
Pero es mejor que nuestras vidas se desanuden
como dos veleros llevados por el viento, húmedos de luz,
que parten del estuario con sus cursos ya fijados,
y separan las aguas, y se pierden a lo lejos.

Philip Larkin

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