viernes, 19 de noviembre de 2010

Entre fortalezas


Siento en mi interior como las tripas
se retuercen en agonías ulteriores por tiempos
ya pasados que vienen a dar cobijo a instantes
que no puedo olvidar pero intento calmar
pese a los recuerdos que día tras día me
agobian con su presencia como aguarrás en lienzo.

No tenéis ni idea del sufrimiento que causáis
a quien perdón pide. Aunque clame al cielo por daños
causados, no hay manera de solucionar errores
tomados por razones equivocadas. Siempre he mantenido
ser un mal nacido, no lo niego, pero de ahí a
padecer toda la vida los intereses del ayer, va mucho.

Mantener que estos escritos son perder el tiempo,
es una opinión que no comparto, pues necesito
echar fuera el veneno que colma mi cuerpo.
Si acostumbrara a mi conciencia callar su
dolencia, no habría avanzado paso alguno en una
curación que no llega pero abrevia mis penas.

Odio representar ante ojos lejanos un mal
que reitero me desespera. Odio ser como soy, lo
he dicho hasta la saciedad, pero está visto
que la condena de mi ser es poca para ritos
de antaño. No quiero inculcar rencor ni odio en
ninguno de mis hijos. Piensa bien las causas y actúa
por naturaleza. Lo nuestro fue de pena pero no por
ello nuestro hijo ha de crecer entre fortalezas.

Antonio Jiménez

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