sábado, 13 de noviembre de 2010

Por Berlanga


Hoy estoy triste porque a rumbo incierto
ha partido cineasta ilustre que tan buenos
momentos a dado con su cine. Rindo homenaje
de la mejor manera posible, con un poema
atravesado de tristeza por sentir la pena
de una pérdida tan plena. Su ácida visión
y su pícaro deje incluso dejó perplejos a
censores de otra época de tijeras y desplantes
que no supieron ver como su arte dejaba
en bragas un país de peineta y pandereta.
Quiso la mala hueste jugarle el mal trago
de ver morir a un hijo que era prolijo,
pero los avatares de los pesares se hacen más
llevaderos con tan buenos amigos como él
contaba. Uno a uno han ido desapareciendo,
va cortando la guadaña cuellos respetables
y dejando hijos de puta innombrables. Es lo
jodido de esta vida, sea usted merecedor
de un buen parte que la parca dará buena
cuenta de ti pese a tu arte. Sé un bribón
y vivirás con perdón de la hoz hasta que
tu cuerpo aguante, no sea que tomes demasiada
droga como bendito Cristo, entonces vas
de culo aunque seas listo. Antes de irme
por otros derroteros creo ser poco merecedor
de un panegírico por tal compadre, pero como
siempre he sido osado hasta el pensamiento,
vaya ahí mi parlamento:
¡Querido Berlanga, grande tu has sido como ninguno!
Tu arte se ha visto premiado y muchas películas
has rodado, pero ante ellas siempre me declino
a valorar El Verdugo como la más grande de todas.
Ha querido la osadía poner fin a un periodo
de brillantes pedruscos como habéis relucido
muchos de vosotros, y el cine hoy ha perdido
un gran genio de ingenio bravío y tentado
siempre de tomar el pelo al más bellaco.
¡Sea siempre tu gloria, Berlanga, tu cine, tu historia!

Antonio Jiménez

2 comentarios:

  1. Se ha ido un grande. Me alegro del reconocimiento que está teniendo.
    Y vaya torrente literario-poético el tuyo, fluido, descriptivo y hasta con rimas. Bien amigo, bien.

    ResponderEliminar
  2. Como siempre pido, ojalá se pudiera comprar un cuerpo inmortal para estos genios maravillosos que por caducidad corporal terminan abandonándonos. Me ha encantado el homenaje que le has rendido, Antonio. Un fuerte abrazo, caballero.

    ResponderEliminar