domingo, 23 de octubre de 2011

Aun por llegar



La silueta de la canción vino a llamar
la atención sobre la cuestión que tanto
declaman mis nervios ansiosos de penetrar
las profundidades del escroto sur del cielo.

Siento el agua correr corriente arriba mientras
mis latidos suenan a ritmos de confusión,
sólo la espera de la guadaña me hace
desear los buenos días de boca de la malaria.

A veces un punto en el firmamento es de
sobra un cumplido para la parca sociedad,
pero un punto en el infinito no es más
que saliva en trago aciago sin sabor a nada.

La parada del tren que nos llevará al infierno
aun está por hacer, no te preocupes más,
apura las colillas y ansía los colores
por mí; yo ya estoy muerto en vida por ti.

La lejanía es solo una distancia que merma
conforme los corazones se van adueñando
de las distancias. Es lo único que te puedo
decir, es mi boceto de un amor aun por llegar.

Antonio Jiménez

jueves, 20 de octubre de 2011

La Flor del Amor


Amor, no te culpo, pues mía ha sido la culpa, al no ser creado por la arcilla común
Escalé la mayor de las alturas, inalcanzable; ví el aire pleno, el día más grande.

Desde lo salvaje de mi desperdiciada pasión fui asaltado por una mejor, más clara canción.
Encendí una ligera luz de abnegada libertad, luché contra la envilecida cabeza de Hidra.

Han sido mis labios barridos hacia la música por tus besos, y han sangrado,
Y tu has caminado junto a los ángeles en aquella planicie verde y esmaltada.

He andado por el camino donde Dante contempló los soles brillando sobre siete círculos,
¡Ah! Tal vez observó a los cielos expandiéndose, como si se abriesen sobre Florencia.

Y las naciones poderosas que me han coronado, a mí, que sin corona yazgo sin nombre,
Y algún crepúsculo oriental me ha encontrado de rodillas sobre el umbral de la Fama.

Me he sentado en el círculo de mármol donde el viejo bardo es igual al joven,
Donde la pipa siempre gotea su miel, y las cuerdas de la lira siempre vibran.

Keats levantó los rizos de su himeneo desde el vino de las amapolas,
Con su boca de ambrosía besó mi frente, envolviendo el amor noble que hay en mí.

Y en la primavera, cuando las flores del manzano tiñen el seno de las palomas,
En la hierba yacen dos amantes que ha leído la historia de nuestro amor.

Han leído la leyenda de mi pasión, y conocido el secreto amargo de mi corazón,
Besándose como nosotros nos hemos besado, pero nunca lejos como nosotros lo estamos.

Pues la flor carmesí de nuestra vida es devorada por el gusano de la verdad,
Y ninguna mano recogerá los marchitos pétalos de la rosa de la juventud.

Sin embargo, no me arrepiento de amarte, ¿qué otra cosa puede hacer un muchacho?
Los ávidos dientes del tiempo corroen, persiguiendo las silenciosas huellas de los años.

El timón nos balancea en la tempestad, y cuando la tormenta de la juventud haya pasado,
Sin liras, sin laúd y sin coro, la tranquila muerte del navegante finalmente llega.

Y dentro de la tumba no hay placer, el ciego gusano consume las raíces,
Y el Deseo se estremece en cenizas, y el árbol de la pasión no da frutos.

¿Qué otra cosa puedo hacer sino amarte? La propia madre de Dios me es menos querida,
Y menos aún la dulce Afrodita elevándose como un lirio plateado sobre el mar.

He tomado mi decisión, he vivido mis poemas y, aunque la juventud se haya perdido en indolentes días;
He descubierto que la corona de mirto del amante es mejor que la del laurel sobre el poeta.
Oscar Wilde

sábado, 8 de octubre de 2011

Escala


La escarcha enfría mi cuerpo, mientras yo
divago donde me encuentro en este momento
tan profundo, donde la cavidad que me
cobija es tan estrecha que ni siquiera
un giro puedo dar a mi consecuencia, pero
la oscuridad deja todo tan nutrido que el
espesor no es más que el sin fin de un adiós.

Antonio Jiménez

miércoles, 5 de octubre de 2011

La soledad



La soledad, impertérrita en mí, frágil
sustancia que se ha anquilosado en lo más
hondo de mi ser; ¿debo por otrora algún
diezmo para ser tu vasallo más íntimo?

Duele, duele y mucho sentir el vacío en
mis entrañas y además saber que el modo
de llenarlo está lejos de mis posibilidades.
Quizás, y sólo digo quizás, una maquillada puta
de Babilonia sepa qué hacer con las cenizas
de mi realidad; pero yo sólo sé que mi canto
es neutro porque la abundancia me es esquiva
y la podredumbre me es en abundancia.

Antonio Jiménez