viernes, 26 de noviembre de 2010

Atisbo un abismo


Siento el abismo frente a mí, majestuoso,
abierto hacia el fondo del alma en tierra
de nadie, llamándome una y otra vez con eco lastimoso,
sonando a ronca voz de madre torturada que destierra
a sus vástagos al confín de la ignorancia. Siento
su cálida fragancia a muerte y vil carroña dejada
en tiempos de fracasos, siendo ahora un cruel viento
el que aminora su desgracia por ser parte del legado
de otros tiempos ya lejanos. Siento su fuego
prendido en llamas de ataúdes viejos, siendo su espina
esquina dorsal de doble moral. A veces el ruego
de tales avisos me recuerdan el acantilado de ruina
estampa que es reconocido en lamentos de poetas
servidos a la patria de la señera, aquella que nunca
sale en las fotografías pero está en todas las puertas
que dan a la vergüenza. Si me dieran en la nuca
para despejar mi suerte perdida en la ruleta
con la deuda contraída a espaldas de mi gente,
me volvería más insensato en sensata puñeta
que riega mi vida. Estoy sentando intentando ser inteligente
al tiempo que compongo versos con rimas descolocadas,
mientras escucho música y contemplo mi remesa
de papeles entintados con placeres de plumas alocadas.
Si esto es lo más parecido a la felicidad por sorpresa
de mi sencilla vida, que así sea. Pasaré los tragos
de contados vicios orando al suelo por ser mis milagros.

Antonio Jiménez

3 comentarios:

  1. hOLA... he llegado hasta aquí buscando una fotografía para un poema mío que se titula: "Ese abismo". Me ha atraido lo que has escrito y me gusta. Un placer encontrarte por acá. No creo en las casualidades. Un abrazo: María.

    ResponderEliminar
  2. Vaya.... Gracias por tu comentario y bienvenida a este club donde la palabra deja eco y los ecos son legados.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola. Has escrito algo precioso, de verdad es increíble...

    ResponderEliminar