miércoles, 10 de noviembre de 2010

Entre el suelo

Entre magna pompa de huidiza loza
quise ver mi cara reflejada y solo
adiviné entre brumas un faldero de moza
y un sombrero de copa, cosas poco
ortodoxas entre aquellas sombras.

Fijé mejor mi vista y cuál fue mi sorpresa
al ver con descaro mil fulanas de encargo
que salían a comer por turnos ante la presa
de un solomillo a la milanesa. Sin embargo
faltaba el chulo que despuntara tal empresa.

No pasó mucho rato cuando llamó tal impulso;
era raro recrear en escena cosas de tierra
pues en mi imaginación todo estaba confuso,
pero la llamada y el fulano pidiendo guerra
estaban de buena entrega. ¿Soy tan iluso?

Al rato cesaron los golpes como se
esfumaron los moldes de las putas que
había visto. Todo era muy extraño,
quise mirar de nuevo y lo que vi daño
me hizo pues eran los muertos de antaño.

Ahora estaban los cuerpos corrompidos
de cientos de huéspedes de cualquier asilo,
frotome los ojos y seguí con los afligidos
cuerpos sin vida de aquellos que habían sido.
Mi corazón ya no sonaba, sino que galopaba.

Tal como lo cuento fue y lo dicho ha sido,
pero los muertos descansaron en paz
porque de allí como comprobé habían desaparecido.
Quiso la circunstancia volar como singular rapaz
y las visiones se tornaron prisiones.

Del suelo aprendí a valorar varias cuestiones,
viendo como veía aquellos presos decidí cautelar
mi sed con taza de café e infusiones;
pero los presos se amotinaron, y por un telar
subieron hasta mi cordura, asesinando mi locura.

Antonio Jiménez

1 comentario:

  1. Me ha dado un susto la foto de la chica... que ya la poesía, no me lo ha dado tanto :))) luego voy a tener que volver a leer esto a ver si lo entiendo :)))) Menos mal que bebiste café...porque me parece otro mal sueño :))) Besos.

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