Bajo la noche hay un chiquillo
que cuenta las flores en alto clamor
pues su voz es como la de ángel estudillo,
nos es grata y a la vez calma el dolor.
Si ante la fuente de gracia
un donaire quisieras con marcial
arte de funambulistas, te daría
mil besos por ser buena comercial
de ruegos que se pierden a la vista
de un corcel que pasa revista
todos los días ante la cansada
muchedumbre que data la mesada.
Bajo la noche hay un chiquillo
que cuenta el aire que flota
ante su ombligo, pues este nota
como cambia de forma su flequillo.
Los años pasan y la vida se torna
maquillada de digas y mezquinas
respuestas. No seas cauto y forma
tus paños frente la inmaculada cocina
ahora que está recogida, luego
será tarde y todo estará en el suelo.
Bajo la noche hay un chiquillo
que cuenta el agua que corre
bajo sus pies; igual le corroe
pensar en lo dicho y predica a los bichos.
Antonio Jiménez
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