miércoles, 21 de julio de 2010

Benjamin “Bugsy” Siegel



Un apuesto canalla, Benjamin “Bugsy” Siegel, un joven de dientes brillantes y ojos azules de niño inocente, tuvo durante su apogeo, más influencia en Hollywood que cualquier director déspota o máximo jefe de estudio cinematográfico. Bugsy se había criado en Nueva York, en la zona conocida como “Cocina del Diablo”, al lado de George Raft; sus andanzas adolescentes cimentaron una amistad que duraría toda la vida. Bugsy había empezado, como otros tantos matones, cuando tan sólo era un muchacho, violando a chicas que caían rendidas a su encanto personal. Su iniciación en el Sindicato del Crimen lo había hecho como un eficaz contrabandista de heroína a las órdenes del famoso Lucky Luciano; después, durante la Prohibición del alcohol, se pasó al contrabando, trabajando bajo las ordenes de Meyer Lansky. Bajo su máscara atractiva latía un asesino a sangre fría; su líbido era potente y , en los años treinta, sus atributos de chulo joven y psicópata proporcionaron más de una noche loca a las coristas de Broadway.

Participó en una operación sin resultados positivos para quitar de circulación al Fiscal Central y posterior gobernador de Nueva York Thomas Dewey, toda una pesadilla para el mundo del hampa. A lo largo de 1936, la mafia neoyorquina descubrió que bandas rivales de Chicago planeaban el traslado de sus operaciones a la Costa Oeste para hacerse dueños de los bajos fondos de Hollywod. Y decidieron eliminar a sus competidores a la fuerza. De modo que Bugsy hizo las maletas y tomó rumbo al Oeste en unión de media docena de matones. Alquiló la mansión del astro del cine Lawrence Tibbet y se establecieron allí.

A través de George Raft, Bugsy se introdujo en la élite de la alta sociedad hollywoodense y no tardó en encontrarse codo a codo con Richard Barthelmess, Jean Harlow, Clark Garble, Gary Cooper y Cary Grant. Durante la primera parte de su estancia, su más significativa relación la tuvo con la condesa Dorothy Taylor De Fraqsso, rica heredera y anfitriona.

Llegada a la meca del cine poco antes que Bugsy, la condesa había asumido como un agradable pasatiempo el convertirse en la admiradora de los encantos de un Gary Cooper, recogiendo las sobras a las que Lupe Vélez renunciaría a la fuerza. Cuando Cooper la dejó a su vez a un lado para contraer matrimonio con una mujer más joven, la condesa se concentró por un tiempo en lo que escondía los pantalones de Bugsy. Uno de los íntimos amigos de éste en los negocios era Marino Bello, padrastro de Jean Harlow. Bugsy era repetidamente invitado por Bello al hogar de la rubia platino; aunque ella resistió sus avances y jamás hizo nada por alentarlos. Bugsy fue la única gran figura del hampa presente en su funeral, acaecido en 1937.

Los turbios negocios de Bugsy, a costa de figurantes y figuras de tercera fila, marchaban aquel año viento en popa. Estaba claro: esos regimientos de almas soñadoras tendrían que decidirse por pagar o quedarse sin trabajo. Bugsy empleaba la misma técnica con los grandes jeques, que también se veían obligados a rendir su tributo. De no hacerlo, trescientos figurantes podían llegar a volatizarse justo en el momento en que se requería su presencia para una secuencia de masas.

Estas presiones reportaban a Bugsy anualmente un millón de dólares netos. Las ganancias eran invertidas también en Hollywood, en participaciones relacionadas con el tráfico de drogas y la trata de blancas.

En 1939, Bugsy, en compañía de unos pocos, fue judicialmente acusado por el asesinato de Harry Greenberg, un truhán que, ante la amenaza de una sentencia larga, había decidido a decir nombres de personas, lugares y detalles que los relacionara con diferentes delitos.

Aunque Bugsy fue detenido sin fianza, su poder era tal que se le otorgó un tratamiento de “Vip”. Los cargos contra él fueron retirados muy pronto. Su abogado defensor fue Jerry Geisler, famoso por llevar las defensas de Errol Flyn y Charles Chaplin. Una razón decisiva para su puesta en libertad fue el hecho de que Bugsy donó cincuenta mil dólares para la campaña de reelección del fiscal del distrito de Los Angeles.

Bugsy tenía una esposa prácticamente en secreto, que permanecía la mayor parte del tiempo alejada del lugar. Su última gran conquista fue Virginia “Sugar” Hill, conocida como “Reina de la Mafia” Natural de Alabama, había llegado a adquirir cierta notoriedad como amiga y anfitriona de Luciano Y Frank Costello. En 1941 se trasladó a Hollywood. Allí se las arregló para caerle en gracia a Samuel Goldwing, llegando a conseguir un estupendo papel en el film “Bola de Fuego”, cuyas estrellas eran Barbara Stanwyck y Gary Cooper. Su lio con el gangster iba ya viento en popa cuando terminó el rodaje de la película.

Bugsy no pasará a la historia por ninguna de sus sórdidas actividades, la mayoría de las cuales, al fin y al cabo no fueron tan únicas. Pero, para bien o para mal, legó un monumento enclavado en el cuerpo del continente norteamericano, nos estamos refiriendo a ese coloso del kitsch que es ni más ni menos que: Las Vegas.

Durante los años que duró la guerra, en California se manejaban montañas de dólares y divisas. La predilección del público por las diversiones escapistas había sacado de la depresión a la industria cinematográfica y los salarios se disparaban hacia arriba. También el pillaje de las compañías aéreas, las municiones y el mercado negro prosperaban al alimón. Fue aquél un período en que las autoridades se veían enfrentadas a un resurgimiento del crimen y el juego. En 1944, Bugsy pasó por Las Vegas, que entonces era una ciudad fantasma sin desarrollar.

El grandioso plan de Bugsy fue construir en Estados Unidos un hotel-casino al lado del cual el de Montecarlo semejase un cacahuete. Pidió prestados algunos millones de dólares a fuentes no muy claras y en 1945 compró un terreno que lindaba con un hotel de mala muerte. Se trasladó con un ejército de arquitectos, decoradores, atracciones varias y bandidos de todo tipo. Había nacido el Flamingo. Los materiales de lujo eran difíciles de conseguir en tiempos de guerra, pero no importaba. Bugsy se puso en contacto con Lucky Luciano, entonces exiliado en su nativa Italia. Luciano se las arregló para conseguir, de contrabando, toneladas de mármol de Carrara y enviárselas a Bugsy al Flamingo. La idea era desbancar a Miami, y lo consiguió.

El Flamingo se hallaba listo para las Navidades de 1946; había costado seis millones de dólares. A Bugsy le llevó tiempo recuperar la inversión, pero se encontraba con ánimos de sobra para continuar extendiéndose. Para los nativos de Nevada estaba bien claro que, no sólo intentaba apoderarse de Las Vegas, sino de todo el estado. Nuevos enemigos, a millares, se sumaron a la larga lista de los que él se vanagloriaba poseer. Tras una riña entre amantes en Las Vegas, Virginia hizo su equipaje y dejó la ciudad en la primavera de 1947. Regresó a California y alquiló un castillo en Beverly Hills. Bugsy fue tras ella y hubo una semireconciliación. Ella acababa de aceptar una invitación para marchar a Europa con un acaudalado amiguito francés. Dejó a Bugsy las llaves de la casa. En la medianoche del 20 de junio de ese año, él estaba cómodamente sentado en el salón de la vivienda alquilada por Virginia leyendo el periódico. Una enorme explosión hizo añicos el ventanal que separaba el living del jardín de “Sugar”. Bugsy apareció tendido en el sofá, con su atractivo rostro velado por un reguero de sangre y tres balazos en su cerebro. Sus apagados ojos azules ya no volverían a fascinar a los buscadores de emociones de Hollywood.

La investigación policial no sacó nada en claro. Había docenas de excolegas suyos con suficientes motivos para querer quitárselo de encima. Aunque se formularon acusaciones de todo tipo, se pudo comprobar que lo habían asesinado por no devolver las grandes sumas de dinero que le habían prestado para la construcción del Flamingo.

Aunque en más de una ocasión había asistido a funerales de estrellas, ni siquiera una de cuarta fila hizo acto de presencia en el suyo. Fue enterrado en el Cementerio de Beth Olam, cercano a los estudios de la RKO que, como él, pronto quedarían fuera de combate.

7 comentarios:

  1. Tan interesante como para hacer de todo ello una peli, si es que no se ha hecho ya!!! lo dicho: de lo que se entera uno en este blog!!!

    beXotes a media tarde

    Xim

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    1. ya se hizo aunque en este momento ya lo has de saber es protagonizada por warren betty.

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    2. una pelicula sobre bugsy ya existe, es mas hay varias pero la mas importante y que se trata solo de la vida de el es una protagonizada por WARREN BETTY.

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  2. Se me olvidaba, me gusta el paisaje del nuevo fondo, sobre todo para ahora que es verano, pero el título y la descripción un poco largooooooossssss...
    Eso me pasa por hablar demasiado, je, ej, je, je, no me pegues, ya me voy...

    beXotes

    Xim

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  3. aivalaostia, el fan fatal se ha cambiado la foto, jajajajajajajajaja, ¿has visto?, me propusistes cambiar el título, y yo cuando me pongo, me pongo, jajajajajajajajajajajaja, no, verás, el título principal no lo puedo cambiar porque lo tengo registrado en un montón de sitios y no quiero liarla parda, así que me puse a garabatear y me salió todo eso. Joer, no viene a cuento pero que bueno está el jamón que compra mi padre....así voy a adelgazar yo....

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  4. Xim ya existe se llama "Bugsy" de 1991

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  5. Menuda gentuza... o sea, el tio es verdad que seria un gangster, pero fue a funerales de otras estrellas y cuando el muere... no va ninguno?? Y luego es egoista el que no ayuda....

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