Un blog con fin terapéutico donde la poesía y la narrativa se dan la mano con cosas de interés y música electrónica.
miércoles, 7 de julio de 2010
La chica de ayer
Éramos cinco amigos de lo mas normales, con nuestras inquietudes, nuestras gracias, como todo el mundo, vamos. Siempre nos juntábamos en el bar de Rosendo los sábados a partir de las cinco para tomar café, copa y cigarrillos. No siempre por ese orden, claro. Los cigarrillos los devorábamos como poseídos por seres de inframundo. Recuerdo siempre la coletilla de mi madre al desenmarrar la ropa que dejaba hecha un higo: "vaya pestazo a tabaco que trae la ropa" , y yo siempre le contestaba la misma mentira: "ya sabes que la gente fuma mucho. Yo no tengo la culpa"... El futuro enfisema pulmonar de su hijo siempre se la colaba. Menos mal que no se fijaba en mis dedos índice y corazón de la mano derecha, amarillentos por sus pulgares de tanto apurar las colillas.
Los cinco amigos siempre estábamos hablando de mujeres. Que si vaya tía buena he visto pasar por la obra, que si la hermana de perenganita se está poniendo más buena que el copón, que si yo me follaba a tu hermana a cuatro patas y cinco sin sacarla y fantasmadas de otros calibres más gordos si cabe. No hace falta que cuente la imaginación de varios tíos hablando de temas desconocidos. Yo tengo una amiga que está apuntada a una web "light" de contactos, donde casi todas las fotos de tios que se muestran son de tipos musculosos que enseñan su torso y al poner el puntero del ratón en su foto ponen perlas del tipo "alguna chika wapa por akí" dejando el castellano a la altura del betún, y que luego ponen mensajes peliagudos de índole sexual, como si fueran a tener éxito en el exquisito arte del cortejo. En fin, así somos los Quijotes de hoy en día, locos en busca de nuestra Dulcinea cibernética sin más que ofrecer que una dialéctica sucia, malsonante y llena de errores sintácticos y ortográficos.
Cuando terminábamos de apurar nuestras copas, nos íbamos del Rosendo a locales más selectos en busca de litros y litros de cubatas. En fin, éramos jóvenes, aun nos funcionaba el hígado, nuestros sueldos, porque eso si, los cinco somos currelas, eran íntegros para gastos funcionales a lo que dictaba nuestra edad y sociedad: JUERGA!!!
Y todo esto que os estoy contando viene a colación con lo siguiente: ese sábado ocurrió algo inesperado, algo fuera de lo normal dentro de nuestra rutina costumbrista. Ese sábado alguien se me quedo mirando, y no, no era el guarda de la puerta del "Chic", que siempre miraba con esa expresión de mala leche que te agriaba el café tomado anteriormente. Era una chica que, aunque en un principio no me pareció muy atractiva, conforme pasaba el rato le iba cogiendo un puntillo que me iba atrayendo cada vez más. Lo que era innegable es que no paraba de mirarme, cuestión que no pasó desapercibida para mis amigos y de paso les sirvió para toda una retahíla de mofas y escarnio hacia mi persona.
Cuando iba por mi cuarto cubata me creí con las fuerzas suficientes para abordarla. No se si tendría las susodichas fuerzas, lo que si tenía eran los primeros efectos del alcohol haciendo mella en mi. Por entonces tenía a mis amigos coreándome "cobarde" al compás de la canción de turno. Me decidí y fuí a por ella. Por un momento sentí que el corazón se me iba a salir garganta arriba. Ya no escuchaba la música, sólo mi voz repitiendo una y otra vez "Hola, me llamo Antonio... y tu?" ¿Quedará cursi?, ¿será muy corta la presentación?, ¿me saldrán las palabras?, ¿me olerá la boca?, ¿se verá caspa en mis hombros con esta luz?, ¿me ignorará?, ¿le pareceré atractivo o me mirará porque tengo un moco fuera?, ¿se me notarán los michelines con esta camiseta?, ¿y luego que le digo?, ¿hablar del tiempo es conversación de ascensores según tengo entendido, no? ¿seguirán riéndose esos cuatro?, la madre que los parió, pero bueno... ¿dónde está?.
Para cuando llegué donde estaba ella sólo me dio tiempo a verle la espalda saliendo por la puerta franqueada por el gorilón del guarda. Cuando me volví a mirar a mis amigos ahora coreaban "maricón" entre carcajadas.
Han pasado veinte años de aquello. Ahora estoy más calvo, más gordo, he fracasado en varios matrimonios, no fumo, no bebo, pero me sigo acordando de aquella muchacha como si fuera ayer. A lo mejor ella era la mujer predestinada en mi vida y no hubiera fracasado como lo he hecho con las demás mujeres que han ido inundando mi vida. A lo mejor todo lo que he contado es fruto de mi imaginación y jamás ha pasado. Lo que es seguro es que no me colgaba ningún moco de la nariz.
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Me hace gracia el como cuentas algunas de tus historias,lo que cuentas creo que a todos nos ha pasado alguna vez(al menos a mi siiiiiiii)y quizas si sea la mujer predestinada a ti ¿quien sabe?,si de algo estoy segura es que de los errores se aprende, te habra venido bien casarte dos veces,para no hacerlo ninguna vez mas, jajajaja,quedate con lo bueno de esos dos matrimonios ,que son tus dos hijos fruto de esas dos relaciones y los buenos tiempos vividos con ellas etc....lo mismo algun dia esa chica se te acerca a contarte el como le ha ido la vida, y esta vez no la dejaras escapar....al final compartiras tu vida con alguien, tu vales mucho,solo has tenido tropiezos en esta vida y quizas te falte el toparte con ella y decir ella es con la que compartire mi vida....¿quien sabe? besos antonio. Marya jose
ResponderEliminarYo nunca necesité alcohol ni drogas para acercarme a nadie, ni siquiera un cigarrillo o bailar con el cubata en la mano, en realidad nunca me gustaron los cubatas, como leía a Patricia Highsmith pedía Drambuie con cola de vez en cuando, vestía bien, no tenía caspa ni me olía el aliento, usaba la Antaeus de Chanel para hombre, o la Fahrenheit de Dior, llevaba siempre el pelo corto y cuando me retiraba el flequillo con ambas manos las chicas se derretían, me lo dijeron muchas veces: "Cuando te retiras el flequillo hacia atras eres muy guapo"... Encima siempre estuve un poco delgado, toda la ropa me sentaba bien y bailaba muy bien los temas que me gustaban, porque nunca fui de los que saltan a la pista haciendo el chorra. Bueno, sonará todo esto muy narcisista pero es la cruda realidad, yo era así, sólo que no me gustaban las mujeres y en la cama prefería a los hombres, je, je, je, je, je...
ResponderEliminarBeXotes
Xim
Vaya, Marya José, no me tires los trastos que estoy muy necesitado, jajaajajajajajajajaja, me alegro que tu tambien tengas historias vividas y en cuanto a ti, Xim, cuántos corazones habrás roto con tu flequillo tan bien perfumado (madre mía, me compré una vez un bote de Cristian Dior y lo tengo guardado como oro en paño, me echo en las grandes ocasiones porque yo soy más bien de Massimo Dutti y vas que te matas) Besos a los dos y gracias por comentar
ResponderEliminarjajajajjaajja pero que bueno que eres jajjajaja
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