viernes, 30 de julio de 2010

4. Matrioska



Pepa había terminado de comer y de tomar su taza de café. Estaba sentada en el sofá de la salita pensando en el episodio del pepino y si el vecino se acordaría del incidente una vez se le hubiera pasado la borrachera. Tenía la vista puesta en el mueble aparador que tenía enfrente. En él estaba el televisor, el reproductor de dvd, unos cuantos marcos con diversas fotos de tiempos inmortalizados en los que parecía que la tónica imperante era una felicidad radiante. Asimismo había varios libros que la única introspección que habían tenido fue los primeros robados fugaces en la librería. En una esquina, solitaria, pero con un colorido llamativo, lucía una pequeña muñeca Matrioska que se encontraba llena de contenido. En ella fijó su mirada preguntándose qué artesano le habría dado forma.

En un bosque de tilos cerca de la pequeña localidad de Abramtsevo, al norte de Moscú, se hallaba una ardilla buscando comida cuando de pronto su olfato se percató del abrasivo olor que solo podía desalojar un viejo desconocido. Movidas por el instinto, sus finas orejas se erizaron cuando de pronto una dentellada fue a dar casi en todo su lomo. El terror se apoderó por completo de la frágil existencia del pequeño roedor cuando la embestida del enemigo se hizo aún más hiriente. Ahora las finas mandíbulas del zorro habían podido arrancar parte de la cola y la ardilla, desorientada, buscó cobijo en los pies de los árboles más cercanos. Viendo su empresa imposible y el hocico del enemigo cada vez más cercano escaló los prominentes troncos que se le antojaban como la salvación más cercana. Cuando alcanzó una rama, tiritando de pavor, se enroscó y dejó pasar el tiempo en pos de permitir la ventura hacer desaparecer al zorro.

El vigoroso tilo que sirvió de escondite para la frágil ardilla, llegado su momento, fue talado por Sergei Maliutin, pintor de artesanías de Abramtsevo, quien tenía una idea en mente y confirió para dicho proyecto la madera de tilo como la ideal. Él había visto un juego de muñecas que representaban los siete dioses de la fortuna, el cual el dios Fukurokuju contenía en su interior a las otras deidades. El juego fue traído de Japón por Sawa Mamontov, y la idea era construir ocho muñecas de las cuales la más grande fuera una niña e ir alternando niño y niña hasta finalizar en un bebé.

Una vez talado el tilo y convenientemente troceado, se dispuso a tornear las piezas. Cogió la gubia y despacio, con suaves golpes dados con la palma de su mano le fue dando forma al taco de madera. Poco a poco, con infinita paciencia, lo que en un principio eran tacos de madera se fueron convirtiendo en partes de una composición que terminaría por concretar un trabajo de artesanía sin distracción. La perfección del artesano hizo que cada una de las piezas encajara como si de una voluntad divina se tratara. Ya solo quedaba darle vida al trabajo con el colorido de la sencillez. Plasmado todo el conjunto, rebosaba una belleza que encandilaría a los mismísimos habitantes del Olimpo. Satisfecho con su trabajo, Sergei Maliutin se dejó descansar en el denostado taburete. Con la mirada fija en su matrioska, cayó en la cuenta de que la noche estaba haciendo acto de presencia.

Y por un momento pensareis que esa es la historia de la matrioska de Pepa. Ojalá. Lejos de ese escenario, en Chile, hay plantaciones de pinos jóvenes que se replantan con la voluntad de ser pasto de futuros muebles. El 80 % de la producción forestal de aquel país va camino a la industria maderera China. China es un País gigantesco que consume muchísimos recursos pero que apenas si tiene. Bueno, arroz tiene para dar y regalar. Su industria maderera se sustenta con trabajadores que trabajan 29 días al mes y descansan uno solo. La madera se clasifica en tres clases, primera, segunda y tercera. La de clase primera, es toda aquella que no tiene ni un maldito nudo. Nudo, para todo aquel que no conozca el mundo de la madera, es lo que se forma en la madera de resultas de salir una rama. A parte de que para muchas personas el nudo es antiestético en un mueble, es un punto frágil en este, pudiéndose partir por esa parte. Es la madera de la parte baja del tronco. La de segunda clase es la madera que puede contener nudos por una de sus caras. En un punto determinado la rama nace. A partir de ese punto, crece el nudo. Esta suele ser la madera de la parte central del tronco. Y la de tercera categoría, que es la que tiene toda la forralla. Bueno, China solo compra madera de primera calidad y vende los muebles más baratos del mundo. ¿Cómo se explica eso? Por los casi inexistentes salarios. Cobran lo justo para comer y para vestirse. El tema de la vivienda no tengo ni idea de cómo se las apañan. Bueno, como no malgastan nada, los retales sobrantes de su producción mobiliaria, los utilizan en enseres más pequeños, como por ejemplo las muñecas matrioska de Pepa. Mi ciudad, hace un par de años próspero cinturón industrial del mueble, se ha ido a tomar por culo por culpa del mercado Chino. Cosa que yo no entiendo, es que los propios lucentinos, lejos de incentivar su industria, compran los muebles en crudo en China para luego pintarlos. Son cosas que se escapan a mi realidad. De verdad, desde que tengo uso de razón sé que para que un país funcione debe de haber unas inversiones y una circulación monetaria que se consigue con la compra y venta de productos. Si no se promueve el producto interior, apaga y vámonos. Por suerte los países están aprendiendo y van a poner unos aranceles de exportación al gigante chino. ¿Qué por qué coño pongo todo esto en una novela? Porque, como ya dije en el primer capítulo, soy Mefisto y ya la he leído, simplemente estoy contando lo que me viene en gana.

2 comentarios:

  1. La Pepa con el pepino (capicúa), la ardilla y el zorro, el ruso con las matriuskas, y la industria maderera de Chile Y China (capicúa again), de lo que se entera uno con este blog oiga!!! interesante amalgama...

    beXotes in the morning

    Xim

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  2. Realmente no sé que contestarte Xim.

    Besotes

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