sábado, 31 de julio de 2010

5. El monte Covesnoon



Las montañas del sur siempre han estado dotadas de una leyenda que les configuran un aurea especial. Es un sitio marcado como maldito por unos y nombrado como mágico por otros. Entre todas ellas había un pequeño monte que era el preferido por todos para atribuirle toda clase de supersticiones. Recibió su nombre de la vieja leyenda que aun se traslada de generación en generación. Ella cuenta que en los principios del tiempo existió una roca que sentía envidia de la tierra, pues la consideraba más extensa que ella, y por consiguiente, más acompañada. Ella se sentía siempre muy sola y tal era su soledad que siempre desesperaba por una compañía afín, pero sus esfuerzos eran vanos ya que nadie escuchaba sus plegarias. Un buen día llegaron a aquel páramo agreste unos seres que se trasladaban sobre dos largos palos. En un momento sintió como dos de ellos se enfrentaban en lo que parecía una pelea dialéctica y uno de ellos, presa del enfado, dio con una maza que llevaba en la mano contra la roca rompiéndola en mil pedazos. Así fue como a partir de aquel momento la roca ya no estaba sola, pues pasó a compartir su soledad con una multitud de gravilla que había surgido de su propio ente. Los dioses, viendo el regocijo que sentía la ahora deshecha roca, decidieron que esa no era la forma que le pertenecía y sin piedad hacia ellas formaron a partir de su descomposición un monte que diera sombra a aquellas infértiles tierras. De igual manera que lo formaron, decidieron bautizarlo, nombrándolo Covesnoon, pues era un nombre aun no otorgado.

Toni hace ya tres años que tiene su permiso de conducir. Desde el mismo momento que se lo dieron, conduce el coche de su padre. Eso le ha permitido follar infinidad de veces, pues las chavalillas de su edad encuentran muy interesante a un chico con coche. También hay que añadir el hecho que Toni es muy guapo, tiene un cuerpo muy bonito fruto de intensas sesiones de gimnasio y la fama de su buena polla le precede. Él no lleva la cuenta, pero perfectamente pueden haber sido unas trescientas bollicaos las que se ha follado. A Toni lo que más le gusta es el polvo ruso, ya que le permite follar sin condón, y para él follar sin goma es lo máximo. Su último polvo fue con Jennifer, y la verdad es que no estuvo mal. La pava no sabía moverse y nada más meterle el cipote ya estaba con los grititos, pero tenía un coño estrechito y eso se agradece. Ahora mismo está con el trompeta, con Álvaro y con Tomás preparando lo que va a ser el robo a un banco. Llevan tiempo sin encontrar trabajo y están siempre a dos velas.

-Se habla mucho de lo importante que es la familia. En este país tenemos un concepto de familia que va más allá del puramente conceptivo. Hay una concepción, un criamiento que incluye una educación, y cuando se supone que debes emanciparte y elegir tu pareja para seguir con tu ciclo reproductivo, lejos de eso, sigue habiendo un seguimiento que llega hasta la edad adulta de los progenitores en los que muchas veces los hijos se hacen cargo de ellos en una clara voluntad de devolverle el pago por haberlos criado a ellos antes. En otras culturas, cuando el hombre muere, la mujer se ve en la pura calle, los hijos se despreocupan de ella. En otras culturas, son los asilos los que se encargan de acogerte cuando llegas a un estado en el que no puedes defenderte por ti mismo. Otras culturas potencian la eugenesia sin trasfondo mediático. No estoy diciendo que esté a favor de unas u otras culturas. Simplemente estoy exponiendo algo.

-¿Está usted diciendo acaso que apoya la eugenesia?

-Creo que esa frase no ha salido de mi boca. He dicho que en algunas culturas se practica una eugenesia encubierta. Ni estoy a favor ni en contra. Por supuesto me manifiesto contrario a toda forma de crueldad con los seres vivos, pero la eugenesia en si es un término que se tiende a exagerar. A mí, por ejemplo, si ahora mismo supiera que voy a tener un accidente que me va a llevar a estar diez años en estado vegetal hasta mi muerte, pediría mi muerte antes.

-Pero eso se denomina eutanasia.

-Al pedirlo yo, si. Pero es que no lo pediría porque estaría en estado vegetal, entonces quien quisiera mi muerte, estaría por definición entrando dentro de lo que se denomina la eugenesia. En ese estado me refiero a que no lo veo mal. Una persona en estado vegetal no es productiva, sino que está consumiendo unos recursos que les puede hacer falta a otras personas. Por no hablar de sus órganos, que pueden salvar las vidas de muchos seres humanos.

-Y cómo podemos estar seguros de que la medicina no se equivoca.

-Mire, ahí entra en juego una doble moral. No hacer caso a un análisis clínico cuando al paciente se le ha hecho todas las pruebas posibles y solo queda confiar en el recurso de los milagros, que quiere que le diga, hoy en día es un recurso que no tiene cabida científica. Definir a un ser vegetativo como ser vivo es como querer atribuirle a una planta las cualidades de un ser vivo. Por mucho que una planta viva, nunca le va a decir buenos días. Lo único que nos espera es dejarnos de oscuras supersticiones religiosas y sacar el máximo provecho de algo que permanecerá inanimado hasta el día que se muera.

-Me está usted demostrando que es partidario del asesinato.

-Mire usted, se trata de optimizar recursos, simple y llanamente. Coger algo que en realidad es inservible y hacerlo útil. No es asesinato puesto que esa persona ya llego así. Simplemente es acortar su periodo vegetal, un periodo que tenga usted por seguro no va a disfrutar. Cosa distinta es que yo fuera por la calle asesinando a seres sin criterio. Entonces si soy un asesino. Pero con esta postura solo estoy manifestando un devenir científico.

Juan tuvo bastante con lo que había escuchado en la charla. Juan tenía bastante con todo lo que le rodeaba ya que Juan estaba hasta las pelotas de todo. Estaba en paro y hacía tiempo que no estaba con mujer alguna, cosas que lo estaban sumiendo en una depresión profunda. Aquella tarde había ido a la conferencia aquella porque creía que iban a tratar el tema de la depresión, pero vio que estaba equivocado. Se estaba nombrando mucho la muerte y la verdad es que no estaba para muchas muertes. Se paro frente al coche que lo tenía estacionado un par de calles más atrás de la sala de conferencias, abrió la puerta y se subió. Se ceñió el cinturón de seguridad, comprobó que tenía bien reglados los espejos de seguridad e introdujo la llave en el contacto con la intención de arrancar el coche. Se quedó un momento mirando el coche que tenía enfrente y desvió la mirada hacia unas fotos que tenía en el salpicadero, en un portafotos pequeño recuerdo de unas vacaciones en Mallorca con el holograma del nombre de la ciudad en un azul desgastado y tres círculos rellenados con las fotos de su mujer y sus hijos, todos fuera de su hogar, o mejor dicho, él fuera del hogar, ya que tras el divorcio ella se quedó la custodia de los hijos y el piso donde habían vivido tantas broncas. Pensó que ya iba siendo hora de quitar aquel horror, que solo le traía malos recuerdos, tanto por las fotos como por las vacaciones. Arrancó el coche, puso el intermitente izquierdo, piso el embrague, puso la primera, echó con cuidado el coche un poco hacia adelante, volvió a embragar y puso la marcha atrás. Giró completamente el volante y siguió hasta que ya chocó con el coche de atrás. Embragó de nuevo, puso primera, giró nuevamente el volante, puso el intermitente de nuevo y ya salió por si solo el coche del aparcamiento. Puso rumbo a la carretera que sube a la pequeña cima que corona el monte Covesnoon.

Una vez que llegó a la cima, paró el coche y se quedó sentado un momento. Puso la radio pero no alcanzaba a sintonizar ninguna cadena. Se bajó del coche, cerró con la llave la puerta, se la introdujo en el pantalón y decidió dar un paseo. No tenía muchas ganas de pensar pero era incapaz de dejar de hacerlo. Por su mente solo pasaba el nombre de su mujer: Elvira. Echó mano al bolsillo en busca de un cigarrillo cuando cayó en la cuenta de que se fumó el último antes de entrar en la sala aquella. Se maldijo durante un momento y pensó que para que retrasarlo más, que el de ahora era un momento tan bueno como otro cualquiera. Se dispuso a subir un escarpado montículo hasta situarse en el pico del monte, aspiró fuerte la brisa de la tarde y sin pensárselo dos veces saltó al vacio.

2 comentarios:

  1. Vaya, veo que me has mentido, dijiste que no habría saltos al vacío, ¿un bajón?...

    beXotes de media tarde

    Xim

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  2. Por mi parte, para nada, solo una pequeña crisis de identidad, Es que estoy probando diversos recursos, simplemente. No es más que un experimento, y como tal ha de ser considerado.

    Besotes

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