miércoles, 8 de diciembre de 2010

Escritos de un necio incoherente


Lo peor que puede hacer uno es conocer a una persona por internet y enamorarse de ella. A P lo echaron del trabajo por decirle a sus jefes que eran unos incompetentes, y claro, aquello lo vieron ellos como motivo más que justificado para despedir a una persona, no para poner remedio a su incompetencia. En fin, el país donde vive P es que es un tanto peculiar, un poco bananero aunque se la de de europedo.

Como P es más listo que el hambre, y tenía antecedentes suicidas en su haber, pues fue dentro de los quince días de aviso que le dieron sus jefes al médico y le contó que se encontraba peor de la depresión, que soñaba todo el rato con matarse e ipso facto le firmó la baja. Se la entregó a los Hermanos Merluzo, SL y se fue a su piso a dormitar su baja.

En esas, un buen día decidió probar una web de contactos gratuita para hacer amigas y tener con quien charlar y esas cosas. P dio con una norteña que vivía en el centro del país porque estaba estudiando y trabajando a la vez. Ella había sido mercenaria, de la orden de las mercenas, unas monjas que no tienen hábito de llevar habito, valga la redundancia. Eso le hizo gracia a P, y surgió un constante ir y venir de chateos a través del Messenger, puesto que un día se lo dieron para tal fin.

Pasada unas dos semanas, y jurándomelo P por sus madelmanes del 74, ella le confesó que lo quería. Hoy en día le preguntan a la señora ex mercenaria y dice que todo es invención de la malsana mente de P, pero yo le creo. Sus madelmanes son muy queridos por él. A la norteña, que llamaremos M, no de mierdosa, sino de María, como todas las mujeres, le fue muy fácil seguir la mentira y tirar con el dado al corazón de P, que, iluso de él, la dejo penetrar como camión que se incrusta a 140 km hora en una convención de hipócritas cantantes eclesiásticas.

Al tiempo, fue a la ciudad central del país bananero a conocerla. Quedaron en la estación de tren y P, cuando fue recibido por M, la notó distante, como alguien que se saluda por primera vez en la vida, sin puto amor por medio, pero ya sabéis, es la malsana mente de P la que se crea esas conjeturas. Como P es antes un caballero que un bandolero, la besó en las mejillas. Luego en la calle hubo un tímido acercamiento por parte de M a los labios de P, pero él flipó al ver la extremada torpeza que M manifestaba. Se dejó llevar e inclinó su cabeza a la altura de la de ella y se besaron tristemente, como llevados por la lejanía.

Eran más o menos las 17:00 horas, y P no había comido aún, así que fueron a las afueras de la estación Ya Martín a buscar un bar donde dieran algo de comer a esas horas. Resulta que en esa parte del país tienen la comida en expositores visitados por incómodas moscas donde transluce la comida a la luz artificial de un pequeño fluorescente que le da calor, a la vez que el expositor le da frio para que se conserve. Algo muy extraño a lo que no dió mucha importancia P por el hambre que arrastraba. Ya no se acuerda de lo que pidió. Se acuerda de que el camarero tenía muy mal ojo con la medida temporal del microondas ya que la comida estaba caliente por el centro y fría por los bordes. Solo comió P. Terminada la función gastronómica, se fueron al piso de M.

M compartía el piso con dos estudiantes en apariencia ilusas pero de procedencia lusa. Muy majas, según P. La cama era de estas de soltero que se denominan de 90, por ser ese el ancho de la misma. M tenía ganas da jarana, o sea de sexo, porque sólo lo hizo con dos tipejos anteriormente y por lo visto el último la dejaba más insatisfecha que hecha. Era un buen tipo. Cada vez que quedaba con M, le contaba sus miserias con su ex (monotemático el hombre) y se la follaba por el simple hecho de descargar sus huevecillos de molesto esperma. De este tipo de hombres por lo visto hay a patadas por el mundo, y ligan los condenados. Me rio porque las mujeres deben tener la autoestima por los suelos para cabalgar con semejantes asnos. P llevaba condones, pero los dejó puestos en un crucifijo que había en unas estanterías. Al final follaron y se olvidó de los condones.

 P se sentía bien, creía haber hecho el amor bien, haberse portado como un caballero, ser responsable, en definitiva, ser como le gusta ser, pero aun sigo oyendo voces que dicen que la mente de P está enferma. Es simplemente que no lo conocen.

Por la noche, como estaban solos y el somier de la cama era una puta mierda, P propuso a M poner el colchón en el suelo del salón y dormir allí, ya que M se quejaba mucho de su espalda y P pensaba que el somier tenía mucha parte de culpa. En esas que M se pone a llorar y le comenta a P que no puede olvidar al bombero, que se quiere tirar por el balcón, que se siente muy mal, que ella lo quiere a él pero no se puede quitar al bombero de la cabeza, que si patatín, que si patatán, y se encerró en su cuarto llorando. Y os preguntaréis ¿Quién cojones es el puto bombero? Pues el bombero era el Nick (a saber si realmente era bombero) de un notas con el que M tuvo sexo virtual a través del ordenador. Esto, dirá M que también es fruto de la mente enferma de P, y se enfadará M y si ya no le sobra con dejar el móvil apagado para que P no pueda hablar con su hijo, construirá un muro que sea infranqueable para P y no pueda ir ni siquiera a ver a su hijo. Pero el malsano, el hipócrita, el que se inventa cosas, el que hace todo lo posible para hacer la puñeta, el que se queda con los papeles del divorcio para que el otro no sepa en qué ha quedado todo, todo eso y más, es P, y como P es tan hijo de puta, dejó que se tirara por el balcón y destrozara sus sesos de mosquita muerta que va por la vida diciendo no he roto un plato pero tiene más maldad que cincuenta Angelas Channings juntas, se fue a su piso y la dejó podrirse en la calle en vez de ir a la habitación, entrar despacio, ponerse de rodillas a su lado y decirle que no se preocupara, que junto a él se le olvidaría esa mala experiencia.

Y P, con el paso de los años es el que está sumido en el silencio, el que tiene guardadas tantas cosas atribuidas a una mente enferma pero que nunca se ha atrevido a amenazar ni decir más de lo debido para que sus padres no sufran, quien recibe amenazas e infamias cuando ha superado todas las barreras posibles para que le sea concedida una miserable paga que se ha ganado a base de escornarse durante los años de su juventud, quien todos los días se queda llorando su miseria en vez de hacer frente como hago yo por él y decir las cosas por su nombre.

Pero, apaga y vámonos, ahora pensaréis que yo soy P y me desdoblo como una autovía…………………………………………ya dejé las cosas claras con una introducción.

Antonio Jiménez

2 comentarios:

  1. Lo único que cada vez tengo más claro, es que a veces no sabemos a quién le entregamos nuestro corazón y lo mejor de nosotros mismos, que sí, que cuando nos enamoramos tenemos todas las papeletas para que nos toque en el sorteo, algún malnacido que nos haga sufrir... pero es que no se me ocurre otra forma de llegar a conocer y amar a alguien que entregándonos por entero, yo no sé hacerlo de otra forma y créeme me gustaría saber cómo evitar el dolor.

    No me gusta la persona en que me convierto cuando me domina la rabia de sentirme engañada y abandonada. No me gusta el yo que aparta al amor y hiere, porque ya no entiende otra forma de defensa que la palabra afilada que dice la verdad de lo que se siente, aunque sepa que hiere y que no quiere calmantes, que busca el dolor como medicina, la muerte como escapatoria...

    Yo, que la mayor parte del tiempo soy una optimista "con experiencia" realmente me hundo de tal manera con el tema del desamor, que a veces creo que no podré volver a salir a la superficie y entonces, me doy cuenta, de que yo también hago daño, que yo también he hecho llorar a otros aún cuando no había en mí, más intención que intentar ser feliz.

    Cuando se ama, hay una cláusula no escrita, que todos firmamos y que siempre está ahí: El amor duele. Y duele no solamente cuando te abandonan sino sencillamente por una breve ausencia del ser amado, por no tener como banda sonora su voz, por no disfrutar de una sonrisa en primera fila, por no despertar a su lado, si es que puede llegar a doler a veces todo.

    No hay garantías, todo sufren la misma suerte cuando se entregan. Todos los amantes son víctimas de sus sentimientos.

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  2. Jodo, Lisset, sin palabras me hayo o símplemente es que lo has dicho todo. Has sufrido en primera persona toda la disfunción de la función como persona por culpa del amor y su antónimo. Es así de jodido. Lo malo es que leo lo que escribes y se me eriza la piel, te siento como parte de mi por sufrir lo que tu has sufrido. En fin, cosas de la empatía y la simpatía que te tengo, ya sabes...

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