Cuando vago por calles tumultuosas, cuando penetro en un templo colmado o me siento entre jóvenes dementes, me entrego a mis ensoñaciones. Me digo: pasarán los años, y cuántos de todos los que estamos aquí descenderemos bajo la bóveda eterna, y tal vez la hora de alguien está cercana ya. Si miro a un roble solitario, pienso: patriarca de los bosques, sobrevivirás mi siglo, destinado al olvido, como sobreviviste el siglo de mis padres ya. Si acaricio a un niño dulce, le digo: ¡Adiós! Te cedo mi sitio. Para mí es tiempo ya de marcharme; para ti, de florecer. Suelo seguir con mi pensamiento cada día y cada año tratando de adivinar entre ellos la cita de mi muerte por llegar. ¿Dónde el destino me dará la muerte? ¿En la batalla, en un viaje, entre las olas? ¿O el valle de la vecindad recibirá mis restos fríos? Aunque sea igual para el cuerpo insensible el lugar donde se descomponga, cerca del ámbito querido me gustaría descansar. Dejad que juegue la vida joven a la puerta del sepulcro, y que la naturaleza indiferente luzca su hermosura eterna.
Alexander Pushkin
"Aunque sea igual para el cuerpo insensible
ResponderEliminarel lugar donde se descomponga,
cerca del ámbito querido
me gustaría descansar."
Mi familia se ríe de mis deseos, porque quiero que me incineren y me planten en una maceta grande con un arbolito en casa... y claro, por qué una maceta? Pues porque mi familia ha viajado siempre tanto, que les he dicho que así no tienen excusa para dejarme atrás :) ay, no sé ni por qué pienso en nada de eso, en realidad no importa, soy ..., no sé, soy yo.