Quisiera sentir dejar de sentir pero sé que es imposible recurrir a empeños fútiles en tiempos pretéritos. Si pudiera acallar mis vicios y olvidar mis sentidos, seguramente me convertiría en un patán con menos arrogancia y más estilo. Voy a ser conciso en esta elocuencia, pues no quiero dar a entender más allá de lo profano en mí. No me siento bien. El talento me ha abandonado. Las ideas no me fluyen y los cantares he reposado ya que es mucha presión pedir a cuentas poesía por día a fin de ruegos. Espero poder seguir con mi faena y retomar mi línea de bandera con fuerza y vigor, pero la apatía es un adjetivo que se encuentra muy a gusto en mis entrañas. Ruego sepan perdonar a un fatigado servidor.
Antonio Jiménez
Aquí estaré esperando para cuando decidas darte un poquito de tregua. Volver a ser uno mismo, el uno menos-infeliz, a veces cuesta. Pero siento discrepar nuevamente contigo en algo fundamental. La elocuencia nunca te abandonó, creyeras lo que que creyeras, sigue ahí contigo y el don de transmitir y el talento van contigo quieras o no. Si hay algo que no eres, es apático. Si lo fueras, todo te daría igual y no lo estarías sintiendo y escribiendo. Besos.
ResponderEliminarGracias Lisset por estar siempre ahí. De verdad, de todo corazón. Gracias!!!
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