jueves, 29 de abril de 2010

A la cama no te irás sin saber una cosa más



Si que era un poquito marrano
Los cuchillos de mesa tenían la punta muy afilada hasta que el cardenal francés Richelieu (1585-1624) ordenó limar las puntas de los suyos después de ver cómo el canciller Pierre Séguin los usaba como palillos de dientes.

Las vueltas que da la vida

El poeta cómico romano Tito Maccio Plauto, del siglo II a. de C. dilapidó la fortuna que consiguió con su trabajo y acabó sus días siendo contratado por un molinero para hacer girar la rueda del molino.

El pentacerdama
Luis XIV (1638-1715), rey de Francia, ideó un nuevo instrumento musical para la diversión de la corte. Al Rey Sol no se le ocurrió otra cosa que reunir una piara de cerdos, colocarlos en fila y pincharles con un objeto punzante. Dependiendo de la fuerza con la que se aplicaba la punzada, el animal emitía una u otra nota musical.

Un músico relativista

Brian May, fundador del mítico grupo Queen, posee una licenciatura en Físicas y comenzó el doctorado en Astrofísica; aunque lo abandonó para dedicarse a la música en 2002 la Universidad de Hertfordshire le concedió el doctorado honorario en esa especialidad. Algo de poso debió quedarle de su paso por la ciencia porque la canción ’39 del álbum A Night in the Opera (1975) no es otra cosa que una poética descripción de lo que le pasa a un viajero que se mueve a velocidades cercanas a la de la luz. En resumen, lo que May cuenta en este tema es la famosa paradoja de los gemelos de la relatividad especial de Einstein.

Trabajo de esposa

En sus inicios, Scotland Yard no disponía de celdas seguras y esposaba a los presos peligrosos junto a voluntarios que contrataba por unos chelines.

Mujer de aguas tomar

La reina Artemisa I de Halicarnaso es considerada la primera mujer almirante de la historia. Aliada con el rey persa Jerjes durante las guerras Médicas, se enfrentó con sus cien barcos a la flota ateniense en la batalla de Salamina, en 480 a. de C.

Se comparte escobilla…

En los baños públicos de la antigua Roma, había una esponja amarrada a un palo y sumergida en un balde de agua con sal para la limpieza del culo. Los usuarios compartían este limpiador sin escrúpulos.

…o mejor el maíz

Para limpiarse el culo, los colonos norteamericanos preferían las mazorcas de maíz; no dejaron de usarlas hasta mediados del siglo XVIII.

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