Quien no pesca, repesca

Hoy tengo todos los ingredientes a mi alrededor para escribir una entrada de puta madre, pero mi segunda ex me ha mandado un mensaje que me ha dejado con los huevos colgando. No os voy a dar detalles, pues es algo que no tiene lógica dentro de una mente denominémosla normalizada, pero a mi me ha dejado a cuadros. En fin, es lo que tiene equivocarse en lo que se refiere a parejas, y si es la madre de tu hijo, ya ni te digo.

Tengo ganas de ser un poco pedante, así que a continuación creo que lo voy a ser. Voy a escribir algo subido de tono, algo que no es mi estilo, algo fuera de mi, algo que, para que nos entendamos, es pedante incluso para mi. Pero quiero que leáis que soy capaz de escribir incluso la más refinada de las prosas, si me pongo a ello. Bueno, vaya ahí un botón de muestra.

En los tiempos que alcanza la memoria de nuestros ancestros siempre se ha intentado conseguir un mínimo de cabalidad en lo concerniente a disputa se refiere, llegando incluso a manifestarse estadios de momentáneos simulacros en los que unos se disputa la honra en pos de un mejor señuelo, llegando incluso a menoscabar la consiguiente idiosincrasia de un mejor postor, para animar si cabe la antesala del denominado juego menor. A una parte se sitúan los partenaires a favor del jugador A, y de otra parte, los del jugador B, dando al recinto un verdadero jolgorio de postas a favor y en contra de los luchadores en ciernes. Cabe decir que siempre que se da estas situaciones un alguacil está pendiente de todos los pendencieros que por allí puedan asomar la cabeza, pues es sabido que en asuntos de real apuesta, quien no pesca, repesca.