domingo, 20 de junio de 2010

Al son que marca la canción



Estoy muerto de sueño, muy cansado, hecho una piltrafilla, vamos, pero tenía que escribir mi entrada diaria después de la parada motivada por un viaje familiar y en ello estoy. Me he cruzado la península casi de punta a punta con mi Seat Córdoba modelo del 99 para ver a mi hijo fruto del segundo matrimonio. El crio tiene poco menos de veintitrés meses y es muy espabilado, está muy atento a todo lo que acontece a su alrededor, sabe que soy su padre y, aunque es vasco y seguramente terminará llamándome “aita”, tanto su madre como yo le estamos inculcando la palabra “papá”. Aun no estamos seguros si tendrá claro el concepto de padre, pues siempre se ha educado con su madre. Ella me abandonó cuando estaba embarazada de cinco meses. Sabe que sus primos tienen un padre, pero él nunca ha echado en falta uno. Ahora cada vez que lo llamo se alegra al oírme por el móvil y me suelta un “papáaaaaaaaa” que me provoca sendos lagrimones mejilla abajo que me quitan el sentido. Ya he dicho que por alguna coalición cósmica no se me ha permitido ser padre a tiempo completo, si no que me tengo que aguantar con ser padre a turno. En fin, eso es lo que hay y con eso hay que apechugar. Con mi hijo al principio me hacía la picha un lio pues me decía muchas veces “bai”, y yo lo asociaba al inglés, y creía que decía adiós todo el rato. Nada más lejos de la realidad, pues “bai” en vasco significa “si” y “ez” (pronunciado es) “no”. Un día mi primo y yo bromeamos con el asunto de cuando mi hijo sea mayor y nos comuniquemos por teléfono, yo con mi deje andaluz “que pasa, pisha” y él con su acento “nada pues”. Será como mínimo chocante.

En estos días que he dormido en camas ajenas me ha costado muchísimo dormirme pues estoy acostumbrado a mi cama como el leñador a su hacha. Otra cosa que me pasaba es que antes de acostarme escribo siempre mi entrada al blog, y como estos días no lo he podido actualizar, he pasado una especie de mono bloguero. Cerraba los ojos y por mi mente se perfilaban las historias para ser contadas con la maestría que me caracteriza. Tengo un fallo y no es otro que me es imposible contar dos veces la misma historia. Por eso no planifico nada. Me siento frente al ordenador y tal como me fluyen las ideas las voy plasmando. Escribí algunos bocetos de ideas que me surgieron que me parecieron muy interesantes, por si no me acordaba de ellas; cosillas que utilizaré cuando vea conveniente.

Esta noche he estado en la fiesta de fin de curso del colegio de mi hija. Llevaba puesta una camiseta de kukusumutxu que representaba una orquesta de animalejos varios, negra y unos vaqueros. La gente que estaban por el colegio iba vestida que parecía que de pronto había viajado cuarenta años al pasado. De hecho, mi hija cuando me vio me preguntó que por qué no me había arreglado más. Yo le he contestado que A: Es viernes B: Voy vestido y C: Ese es mi estilo y ella lo sabe de sobra. España estará cada vez más envejecida, pero yo no veía más que carritos de bebés, niños pequeños, padres bebiendo cerveza y cubatas en la barra, madres con más pintura en la cara que en un cuadro de Van Gogh, chavalin@s con móviles, abuelos con la baba caída, mucho ruido y pocas nueces. Yo que odio un lugar con tres personas porque lo veo abarrotado, os podéis figurar como me sentía en un sitio hasta la bola de caras pasmadas. Cuando yo era un crio, que aun no se habían copiado las americanadas, no hacíamos fiestas de fin de curso ni dios que las vio. Nos daban las notas, nos deseaban unas felices vacaciones, nos daban una patada en el culo y a tomar por saco. Ahora te hacen todo eso pero además has de hacer el mongolo en una coreografía sacada por la profesora de cualquier show televisivo. Que pena ser un niño hoy en día. No solo carecen de imaginación, sino que encima les hacen vestirse de cabareteros y marcarse un baile con una música odiosa. Por suerte tengo casi treinta y nueve años y ya no me van a hacer bailar al son de “Patito Feo”. ¿O quizás todo es un sueño y tengo aun diez años y mañana me toca baile? Que más quisieras, cacho perro.

2 comentarios:

  1. Hey padrazo!!! antes de nada decirte que siempre me río de las extravagantes fotos que pones en la cabecera, ja, ja, ja, ja, los hermanos cuestas, y vaya pintas!!! Lo de las fiestas esas opino igual que tú, imponen a los adolescentes absurdas modas americanizadas, como por ejemplo la putilla esa de Hanna Montana, que no es más que un prototipo de niña-puta que satisface las obsesiones de los más relamidos pederastas, y si no el desmierde de la serie argentina Patito feo y tres cuartos de lo mismo, ja, ja, ja, ja, altamente ridículo y nefasto, pobres chavales!!! y la mayoría de padres tan panchos viendo que sus hijas crecen con grandes afanes de prostituirse lo más rápido posible, ahí es na!!! anda y que los ondulen con la permanen...

    Besotes, que aquí sigo a tu lado...

    Xim

    Ps. Echo de menos tus novedades musicales!!!


    ...

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  2. Gracias por tu comentario. Ahora mismo estoy liado con el blog musical por lo que podrás ver las novedades muy pronto y si, es una forma de proto-prostituirse que da pena. Besotes hermosos.

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