jueves, 24 de junio de 2010

Humedad



Dios, como me duele la cabeza, hoy no empiezo bien el día. Mierda, eso que hay en el suelo que cojones… ¿eso ha salido de mi cuerpo? Vaya pedazo de lapo. He de dejar el tabaco, pero, joder, ¿cuándo puñetas he fumado yo? Debo dejar de emborracharme en garitos sin ventilación donde hasta la madre Eufrasia de las Carmesitas alpargatadas fuma. Joder, que dolor de cabeza, entre el puto dolor y mis putos pensamientos. Cagontó, voy a cagar. Y a ver si me queda un gelocatil, un espirifen, un ibuprofeno, una aspirina o cualquier mierda química que me quite este puto resacón. Donde habrá una buena guillotina siempre que se la necesita. ¡Mierda!, que me cago.

Nada como plantar un buen pino, sí señor, oh mierda, mi cabeza, voy a mirar en la cocina, por ahí siempre hay algo. Nada, solo hay basura en los cajones: Dios, ¿quitará el dolor de cabeza el avecrem de…? ¿de qué cojones será esto?, huele raro, yo me lo tomo, por si acaso. Aaaaghhhh… esto sabe a vómito revenido, Dios, cuantas veces te nombro con lo ateo que soy. Joder que horas son, mi ex me mata, me mata….

-Ya has tenido que venir tarde como siempre, ¿no? Oh no, ya está gritando, y el avecrem se me está subiendo de mala manera a la cabeza. Que cojones será lo que me he tomado –Y como siempre el señorito callado, siempre igual, no, que no vas a sentar cabeza, el señor nunca va sentar cabeza

-Sí, para eso estoy…
-¿Qué dices?
-Nada, ¿tienes una aspirina o un ibuprofeno mejo…?
-¡Ya está!, anoche de borracheras… ¿y así quieres ser tu un hombre de provecho algún día?
-¡Joder!, por qué cojones tengo que seguir aguantándote. Dame ya los papeles que los firme y me vaya. Ya me apañare la vida.
-Espera, voy a buscarte la aspirina. No entiendo a esta mujer. Cambia como el puto índice Nikkei. Joder, ese tío del cuadro me está mirando, que coño me miras tío. Cagontó, que mal rollo. Joder, ahora me pica el rabo.
-Toma…
-Aaaagggghhh…
-¿qué te pasa, Antonio?, vaya salto has dado…
-Dios, que susto me has dado, Verónica, Mierda, ¿puedo ir al baño?
-Sírvete tu mismo, ya sabes dónde está… y dale con la escobilla y no te tires tanto rato, huevón

Si, ya sé donde está, y estaré el rato que me dé la gana, no te jode. Bastante me costó pagar este piso para perderlo ahora, que coño, voy a echar una señora cagada, sí señor, una de las mías, de las que me dejan las piernas dormidas. Aumm…. Que placer cagar. Vaya, mierda, desde que no vivo aquí, no hay comics. Pues yo tengo que leer algo…aaammmmm… ojú, esta me ha salpicado el culo. En fin, cogeré esto mismo, gel crema de ducha ultra hidratante con oliva y leche hidratante. Déjate seducir por nuevas sensaciones en la ducha Gel crema de ducha ultra hidratante está enriquecido con extracto de oliva y leche hidratante. Su rica y aterciopelada fórmula ayuda a hidratar tu piel dejando en ella una sensación de suavidad y tersura, sintiendo la sensualidad que su cuerpo necesita. Jooodeeeerrrrr, pero si me ha puesto la polla a mil… madre mía, que faltico voy que una puta etiqueta de un jodido gel de baño me ha provocado una erección, y vaya pollón que me ha puesto. Mierda, y esto no se baja, y las sienes me están matando. Y ahora como me limpio el culo, esto me molesta, choca con el váter, y de pie siempre me queda algo y odio los palominos… joder, Antonio, piensa…

-¿Te queda mucho?
-No, no, un momento.
-Conozco tus momentos
-No, no, en serio, ya salgo. Joder. Tenía que pensar en algo horroroso. La madre de Verónica…Dios, las palpitaciones, me falta el aire, ay, ay, como era, ay coño, donde hay una bolsa por aquí.

-¿Pero qué haces?, ¡no toques mis cosas!
-Annnnnssssiieedaaadddd, aahhhhh
-Antonio, estás fatal…
-Ya, ya, ya…..pero esto no se baja…
-¿Qué dices que no se baja?
Mierda, se me ha escapado
-Nada, nada, que estoy empalmado y no se me baja. Mierda, mierda, mierda, cerebro, hijoputa, donde estás cabrón.
-Jajajajajajajajajaja, eso tengo que verlo, si hace años que no se te levantaba….
-Y cómo quieres que salga, así no me puedo limpiar el culo…
-Desde luego que eres tonto, ponte de pie y luego pon tu culo en pompa, como no lo tienes gordo…
-Es por el dolor de cabeza. Joder, desde luego que estoy de un cenutrio. Esto debe ser cosa del avecrem, porque vaya vergón se me ha puesto. Voy a incluirlo en mi dieta pero ya. Avecrem, avecrem, dalo para ver como sus pollas crecen. Toma ya marketing que me marcado, y ahora al bidet a limpiarme el ojete. Je je, se me hace raro ver el cipotón armado asomar por aquí. La virgen, ¿esa vena estaba ahí? No, si hasta voy a aprender anatomía y todo…
-Terminas o qué.
-Es que esto no se baja.
-Eso tengo que verlo para creérmelo.
-Bueno, tu lo has querido, pero tenme preparado el ibuprofeno, por favor.

Lo que viene a continuación lo tengo que narrar en primera persona e intentando recordar lo acaecido, preguntándome una y mil veces si es verdad lo que allí sucedió, pero viendo el resultado final, que espero sepáis esperar hasta el ocaso del relato, no por nada, sino para mantener un poco más el suspense y de paso haceros estar pendientes de la historia hasta el final, no hay más remedio que remitirse a las pruebas y considerar el evento de una veracidad incuestionable, como dentro de poco veréis.

Resulta que la que iba a ser mi ex mujer, Verónica, la que estaba a punto de firmar los papeles para nuestra separación ya que no cumplía con uno de los mandatos del matrimonio católico que es el de concebir hijos durante nuestro enlace a ojos del altísimo, pues se quedo prendada de tal manera ante la visión de lo que yo denominé “el milagro avecremariano” que no pudo resistir probar tan inhiesta señera, a lo que yo, totalmente sorprendido porque nunca pude ni siquiera formular la palabra felación en su presencia, vi como empezó a darle besitos y a llamarla mi cosa, mi niña bonita, mi gusano malo, y después de un cuarto de hora de menospreciarme por completo salvo a la punta de mi glande que estaba a punto de reventar, de un color púrpura que le tuvo que recordar a los cardenales eclesiásticos porque no paraba de darle besos y nombrar al cardenal tarancual, cardenal gilanotro, hasta que de pronto vi como, y poco a poco, de una manera muy suave, empezó a meter muy despacito, mi erecto purpurado en su eclesiástica boca, un poquito para dentro, un poquito para fuera, pero cada vez que avanzaba más hacia dentro, más sentía yo como las hordas de prelados estaban extasiándose cada vez más. Yo, sentía que no tenía ojos, que los había perdido, en aquellos momentos lo que veía era mi hipotálamo a todo ritmo creándome millones de sensaciones. Recuerdo hasta haber visto a un grupo de aquellos cardenales nombrados por ella con el culo en pompa, delante de mí, pidiéndome que les ungiera con mi santo cirio para su salvación eterna.

Ya la iba notando por la mitad de mi recompensa y, por acto reflejo, le cogí la cabeza desde atrás. Pareció no molestarle, así que poco a poco fui haciendo que su camino fuera más penitente y conforme me fui dando cuenta que mi prepucio asomaba por sus labios, quise apretar más y más porque la excitación que me estaba consumiendo era tal que si en aquel momento, por una milésima de segundo hubiera caído que lo estaba volviendo a hacer con mi ex, quizás me hubiera distraído pensando en medallitas estúpidas ante “colegas” de barra, pero no, aquello era desvirgar de nuevo a una virgen y mi prepucio ya estaba por la mitad de su boca, y lejos de aminorar su marcha, ella pedía más castigo, más potencia. Para pagar su penitencia por primera vez, era justo reconocer que tenía la mitad del cielo ganado.

Pero no quería regarla aun con mi oleo salvador. Estaba deseoso de volver a probar su dulce coño con sabor a miel, y esta vez, nada más echar su cabeza hacia atrás y quedarse mirándome con los ojos medio idos por el placer de aquella oración, con la boca aún húmeda y abierta, no pude hacer más que besarla, y allí ya fue mía. Nada más introducir mi lengua y conjugar mi respiración con la suya noté como temblaba en pequeñas descargas de deseo. Sólo quedaba tocarle frágilmente su pecho para que empezara a gemir silenciosamente, con su lengua húmeda aún entrelazada con la mía, con nuestras respiraciones al unísono, con la escala Richter de su placer cada vez más alta, separándome fuertemente de ella y pidiéndome ser penetrada ya, pero le dije que no, que aun tenía que esperar, sufrir su agonía un poco más. Empecé a besar su cuello, y se derramó, fué superior a sus fuerzas, primer orgasmo y contando. Fui lentamente hacia abajo, recorriendo todos y cada uno de sus poros con mi lengua, haciendo especial hincapié en sus zonas más erógenas, sus pezoncitos como garbancitos que crecían a medida que mi lengua se posaba en cada uno de ellos, su ombligo, un poco salido al que le volvía loco que le diera calor con mi aliento, su monte de Venus, con los jardines muy bien arreglados, con su sabor a exquisita miel, coronado por una vulva sabrosísima que, delicadamente tomada, volvía a poner en erupción todo su cuerpo. Ya me gritaba que quería ser poseída por mí y fue el momento perfecto que buscaba, mi penetración fue como un regalo de los Dioses, como el acoplamiento de una nave espacial con la estación espacial en órbita, como el regalo de la vida. Algo tan bueno y gratuito y que la gente lo menosprecie, infravalore, desprecie… Dios que bueno es sentir unas paredes húmedas y estrechas entrar en contacto contigo. Empiezo despacio, con ella encima de mí, pero al rato ella está saltando como poseída, es el ritmo que le infrinjo sin darme cuenta. Cuando más rápido y fuerte gime más duro le doy. Ahora la pongo a cuatro patas para que sienta mis testículos en su culo, pero me pide algo, a lo que consiento. Me empieza a meter el dedo corazón por el ano. Dios, ahora sí que no voy a parar, esto, esto, siento otra vez al hipotálamo hacer de las suyas, siento a Verónica como se va a correr otra vez, siento unas llaves abrir la puerta de su casa…

-Coño, mi madre…
-Aaahhh, la ansiedad, mierda….
-Escóndete.
-Quítame el dedo del culo tía, ah no lo muevas, que me corro, que me corro…
-Mierda, esto no sale…
-No lo muevas por Dios...
-Tendré que sacarlo, ¡no! No querrás que mi madre me vuelva a ver contigo.
-Niña, ¿Dónde estás?
-En mi cuarto, no entres…
-No muevas el dedo, nooooo, ay, ay, ayyyyyyyy, que me corroooooo…….
-Y porque no voy a poder entrar aqu….

Si, ocurrió: Todo mi semen fue a parar a la cara de su madre. ¡Qué escándalo! Bueno, antes os dije que al final de la historia os contaría el por qué empezaba a contar esto en primera persona y tal. Lo primero, si os habéis dado cuenta, es que ha cambiado por completo la forma de expresarme. Desde que estoy en la cárcel me he rehabilitado y me han dejado estudiar carrera y todo. ¿Cómo termine en la cárcel? Me acusaron de violación por aquello que sucedió. Como yo era ver a mi ex suegra y me entraba ansiedad, pues… Vamos, que no me dejaron decir palabra. Aunque a lo mejor algo tuvo que ver también el hecho de que ellos pagaron un pedazo de abogado y el mío fue de oficio que al final terminó casándose con mi ex. En fin, os he contado todo esto para que veáis que no todos los que están en la cárcel se merecen estar aquí. Bueno, Federico, si. Pero es que mató a 93 personas por no escuchar la cope. Una cosa muy rara. Yo siempre que lo veo, digo que ya la tengo antenizada y me da su bendición y un arriba España. Supongo que la querrá más arriba para que de sombra, que con tanto calor hay mucho chalado por aquí.
FIN

2 comentarios:

  1. y este relato,cuanto tiene de autobiografico y cuanto de ficcion?.entre este y el de la meretriz catalana, pareces cada vez mas pervertido....por no hablar de la cuasi experiencia homo.

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  2. jajajajajajajaja, primero bienvenido a mi blog y gracias por tu comentario. No, no soy un pervertido para nada, son sólo experiencias puntuales que me ocurren en la vida. Y este relato es mitad ficción y mitad realidad. Te dejo en tu imaginación que elijas cual es cada cual.

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