lunes, 28 de junio de 2010

Amor en Afganistán



Hoy quiero hablar de una cosa que me ha sido esquiva siempre y ahora parece que no echo en falta como en anteriores etapas de mi vida. Estoy hablando del amor, una sensación química que el ser humano necesita a lo largo de su vida para manifestarse como más completo. Al menos siempre se ha denominado “encontrar mi media naranja” al encontrar a la persona con quien compartir tu vida. Analizándolo desde la perspectiva que me da la sabiduría de haber sobrevivido con creces a dos matrimonios y sus respectivos divorcios y a cinco relaciones de pareja con sus separaciones os diré que no tengo ni la remota idea de que es el amor. Suponía estar enamorado pues me sentía a gusto con la persona con la que habitaba. Lo pasaba bien con ella, reía, inventaba nuevas historias que contarle, pero siempre tenía la sensación de un vacío, como si algo me faltara. Cuando ella no estaba, no la echaba en falta y sin embargo cuando la relación se rompía, me venía abajo cual martillo pilón y creía morirme. Ahora lo miro desde la distancia y el vacío que sentía era que nunca compartían mis aficiones. Siempre he sido un rara avis para ellas, pues me gusta horrores la literatura, la música, el cine, los cómics y todo lo que tenga que ver con un mínimo de expresión artística. Las mujeres con las que he estado, menos una que fue mi segunda mujer que le gustaba la literatura y para de contar, no contaban con ninguna de mis aficiones. ¿Y cómo salía con ellas? Porque siempre me he infravalorado en lo que físicamente se refiere y con la primera que me hacía caso, con ella me quedaba. Me daba igual sus aficiones, con tal de que fuera feliz a mi lado, me conformaba. Pero todo era un autoengaño. Al final no me llenaban y me deprimía, condición que terminaba por traspasar a ellas y hacer que la relación abocara al fracaso. Ahora que me falta menos de un mes para cumplir los treinta y nueve años y se supone que más agobiado debería estar por verme solo, es cuando más tranquilo estoy. Me he planteado que si no encuentro a nadie afín a mí, me pueden ir dando por saco. Ya está más que demostrado que lo otro no funciona. Lo que tenía que hacer, ya está hecho pues he traído al mundo dos hijos más guapos que un San Luis. Lo demás no me importa. En serio. Como dijo tito Woody “no te metas con la masturbación, es hacer el amor con alguien a quien quiero”

Mañana voy a cambiar de registro otra vez y voy a escribir un relato. Hace tiempo que no lo hago. He escrito uno muy corto y he publicado en el blog relatos del otro blog, pero no nada nuevo y me apetece. Al final escribí la poesía y parece que ha gustado. Tengo mucho que decir, pero a veces no encuentro las palabras para expresarlas. Escribiendo en primera persona es mucho más fácil pues te expresas tal como hablas. Muchas veces me pregunto como con tanto dolor he aprendido a sobrellevarlo, y es lo que me dice la psicóloga. Hace mucho tiempo levanté un recinto amurallado a mí alrededor por el que no dejo pasar las cosas, pero lo malo es que no dejo pasar a las personas tampoco. El martes tengo cita con la psicóloga de adiciones y ese va a ser un punto a tratar. Espero que me ayude a ir retirando poco a poco los adobes y vaya quedándose el Antonio sin más recubrimientos que su blanca piel moteada de lunares. Y mi pelo, ojo, que se conserve mi pelo por muchos años. Son las 2:44 de la madrugada. Esto de escribir tan tarde lo he de rectificar ya que luego por la mañana tengo un sueño que me puede. Tengo una amiga en Tenerife y con el cambio horario me da las tantas chateando con ella. Es culpa mía por aficionarme a escribir de madrugada. Antes escribía por la tarde y no tenía ningún problema, así que a partir de mañana cambiaré de horarios. Todo sea por un bienestar que me merezco, que caray.

Por lo visto en Afganistán han encontrado un importante yacimiento de minerales entre el que se encuentra el litio, muy valorado ya que es el material con el que se fabrica las baterías de casi todos los artilugios de última generación. Sé que la noticia no es reciente, pero la abordo porque ya olía tanto tiempo como llevaba Estados Unidos en aquel país con la única escusa de los talibanes cuando siempre han ido por intereses económicos. Y me diréis que en Vietnam fueron a combatir el comunismo. Pues, mis queridos cebollinos, los servicios secretos de la época creían que si Vietnam se hacía comunista se iba a hacer un frente oriental comunista contra el que no podría hacer nada, por lo que quisieron atajar el problema de raíz, con el resultado que todos conocemos. Bueno, la espera les ha servido para algo, pues me juego mi cojón izquierdo que los yacimientos no los va a explotar empresas afganas. Y es que cuando el rio suena, el mal espanta.

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