lunes, 31 de mayo de 2010

I shot John Lennon



Se declama la oscuridad en la luz y los sonidos se agolpan por ser reconocidos en un estallido de mutismo que recuerdan los verdes prados de mi edén natal. Aun a causa del estilo que confiere los silencios que quisiera proclamar en la búsqueda de mi mismo, no queda más que cenizas de un atolondrado cinismo en lo que se viene a llamar la psicología del espejo. Estoy cansado de que quieran atribuirme esperanzas que no me interesan. Estoy harto de que quieran allanarme un camino que quiero sinuoso, que quieran marcarme gustos que me repugnan, que me adelanten sillas con tres patas, que me atribuyan frases que en lo más hondo de mi ser sabrían a hiel, cansado de que el mundo gire sobre su propio eje y mi eje gire sobre mi propio mundo. Todo esto viene a colación de que he estado con la psicóloga del centro Alsubjer y, si, muchos consejos y muy buenas acciones, pero mi mundo no necesita eso. Mi ego necesita precisamente desprenderse de él. Soy demasiado incluso para mí mismo. Mi personalidad me desborda. Es triste cuando alguien tiene tanto que dar y no encuentra a quien. Mis padres no me entienden, y por mucho que hable con ellos, mi idioma sigue siendo un enigma para ellos. Si hablo de carretas ellos entienden guitarras, y si hablo de guitarras, ellos entienden carretas. No es que haya un salto generacional, es que hay un abismo. Muchos creerán que me quejo por vicio. No está en mi naturaleza el quejarme. Simplemente estoy descargando algo que no quiero meter en el saco de los incordios.

Cuando tenía unos tres o cuatro años, mi padre me llevaba al cine. Por aquellos años las sesiones eran doble, o sea, se emitían dos películas. Yo me quedaba siempre dormido. Cuando llegaba al piso, cogía mis airgamboys y mis clicks y jugaba con ellos recreando las películas que había visto. Desde entonces vivo el cine de una manera especial, en mi cabeza voy recreando las escenas y me imagino cómo la habrán elaborado, el encuadre de la cámara, la posición de los actores, el mundillo de producción, en definitiva todo lo que rodea un rodaje, valga la redundancia. Todo esto viene al caso de que hace muy poco nos dejó Dennis Hopper, pedazo de actor y director, que llegaba a beberse diariamente en sus buenos años cuatro botellas de ron y sus buenas lonchas de coca. Vaya un minuto de silencio y una frase de Bukowski: “El humo es una meada ascendente”.

Estoy escuchando “29” de Ryan Adams. Es que su último álbum es rockero de la ostia, y estaba escuchando los anteriores álbumes, no fuera que yo me hubiera equivocado de autor y estuviera en un error. Pues no, luego he mirado por la wikipedia y es que al señor le ha dado por hacer un álbum más “metalero”. A tanto no lo considero, pero bueno, si él ha tenido ese antojo, bien que hace. A mí personalmente me gusta. Pero yo es que a ese tipo de música no le hago ningún tipo de ascos, más bien al contrario, que me gusta mucho, vamos. No se como se lo tomaran sus fans más fieles. Hay veces que los “puretas” no llegan a comprender que un artista cambie de registro. Yo muchas veces flipo al ver como se ponen. Yo no tengo ningún prejuicio a que fulanito o perenganito cambie de registro. Ojo, una cosa es cambiar de estilo y otra es hacer una puta mierda. Pongamos por caso George Lucas. Él hizo una basura con la trilogía que iba delante de la primera trilogía, que en realidad era la segunda. Muy visionario y todo lo que queráis, pero se le agotó el talento al pobre. En fin, no voy tampoco a poner a parir a nadie.

He estado después de la visita a la psicóloga buceando un poco por internete, y me he encontrado cosas curiosas. Hay un notas que debe de estar muy aburrido pues se dedica a escuchar las canciones al revés y a mantener que se escuchan mensajes. Te llega incluso a escribir lo que dice al revés. Está claro que sugestionado con una transcripción al lado te llega a sonar parecido a lo que pone, pero todo pura chiripa. Os pongo el enlace de la page por si queréis curiosear: http://jeffmilner.com/backmasking.htm . La que encuentro más cachonda es la de Yoko Ono y su “I shot John Lennon”. Para descojonarse. En fin, la peña que está muy p’allá. Por cierto, hay una película independiente insufrible que se llama así, que creo recordar trata el hecho real de una fan que también quiso matarlo, o es un vago recuerdo mío…no se, era más mala que una canción de Bustamante. Bueno, con esto y un poleo menta hasta mañana pierdo la cuenta.

2 comentarios:

  1. Me gusta, está muy bien lo que haces, otra forma de llevar el blog. Creo que sí puede servirte como terapia puesto que expresas tus sentimientos de cada día abiertamente y eso siempre alivia.
    Yo es que soy un poco más reservada y procuro pasar poco por aquí.
    Te sigo ;)


    Dolphin~

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  2. Muchas gracias por tu comentario y visita, dolphin blue. pues si, como terapia me va sirviendo y es una válvula de escape para darle salida a tantas inquietudes que tengo

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