lunes, 10 de mayo de 2010

Soy introvertido



Lo más jodido de la depresión es que la gente cada vez que te ve te pregunta ¿y cómo te encuentras? en una mezcla de compasión y pena que más que aliviarnos nos sienta como una patada en el estómago. Bueno, he de aclarar que eso me pasa a mi, que soy como bastante anti social. Esto último no es que haya nacido así, es que la vida me ha llevado a serlo. Me explico. Yo nací en Barcelona y desde muy pequeño viví en L’Hospitalet del Llobregat. Allí todo debía ir bien, pero no fue así. Sufrí lo que actualmente se conoce como bullying por ser gordito. Cuando tenía unos once años, un típico matón me hacía la vida imposible pidiéndome dinero. Mi padre pidió el traslado a su ciudad natal, Lucena, en Córdoba, y a ella nos vinimos cuando yo contaba doce años. Yo creí perder para siempre los abusos por parte de los matones, pero me encontré con un panorama peor: la envidia. Aquí no me tragaban porque era catalán, y siempre intentaban buscarme las cosquillas para salir de bronca conmigo. En clase de manualidades, un tal Esteban me llegó a clavar un destornillador de estrella en la espalda, con eso os digo todo. Luego el instituto me siguió pasando factura, porque era el foco de las bromas en la pandilla. Era el payasete, por decirlo de alguna manera. El Milhause de turno, para que nos entendamos. Cuando empecé a trabajar, cambió las cosas, ya me juntaba con otra gente que no se metía conmigo y mi vida cambió. Pero conocí a mi primera ex, y su madre nunca me tragó. Quería que hiciera cosas que iba en contra de mis convicciones, como ir a ver santos, ir de procesiones, ir a besamanos o besapiés de santos o vírgenes o jesuses varios. Tenía que besarlos cuando ni beso a mis propios padres o tener que ir muy a menudo a su casa a comer. Aquello me hizo cada vez ser una persona más introvertida, que si ya lo era de por si, aquello lo agravó considerablemente. He de decir que el día más feliz de la abuela materna de mi hija fue cuando su hija le dijo que nos íbamos a separar. El segundo más feliz fue cuando su hija le dijo que se iba a casar con un abogado. Son personas que valoran mucho el status social, cuando el abogado fue con una mano delante y otra detrás, pero yo no soy nadie para criticar, cosa además que considero despreciable, así que pido al respetable perdón por mi anterior comentario, ha sido un lapsus momentáneo llevado seguramente por la insidia que muchas veces me consume. Pero a lo importante, si a veces tengo dificultades para charlar, no tengo dificultad en chatear. De hecho es una práctica que uso con frecuencia. Los psicólogos me dicen que una cosa lleva con el tiempo la limitación de la otra, o sea, mucho tiempo comunicándote a través del ordenador te limita para una conversación hablada. Yo mantengo mis terapias y a partir del próximo año retomaré mis abandonados estudios, así que no creo que se me vean mermadas las facultades del habla. Que, como ya he dicho, soy introvertido, si, pero eso no quita que me comunique con la gente.

1 comentario:

  1. Te comprendo, yo pase por una situación similar y tienes razón en decir que la vida te ser como eres. La verdad pienso que ser introvertido es lo mejor, yo con los que tengo comunicación es con mi familia más en las horas de comer, de lo contrario soy muy callado y así me siento bien. No te sientas culpable por lo que eres simplemente se feliz que ser feliz no depende de ser extrovertido o ser introvertido.

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