miércoles, 12 de mayo de 2010

Mariposas



Ayer tuve terapia en la asociación Alsubjer. Los que llevéis poco tiempo leyéndome os diré que es una asociación que trata las adicciones no tóxicas principalmente, aunque también trata las tóxicas. Yo por ejemplo voy por mi problema de adicción a las tragaperras y alcoholismo. Pero no viene al caso nada de esa asociación ya que lo que allí tratamos, allí se queda, y eso es una máxima que respeto profundamente. Lo que he contado venía a colación porque ayer, mientras estaba en terapia, no se muy bien por qué, me acordé de las terapias que tuve en la unidad de psiquiatría del hospital provincial de Córdoba, donde estuve hospitalizado un par de veces durante unas tres semanas cada vez. Luego estuve hospitalizado en otro psiquiátrico, este en Madrid, pero durante 5 días y no tuve terapia alguna. El Psiquiátrico del hospital provincial de Córdoba está concentrado en una planta, dividido en dos alas, una donde está los, digamos, más normales o menos idos psicológicamente hablando y otra donde están los rematadamente locos. Huelga decir que yo estaba entre los normalitos, pero dentro de nuestra ala había unos elementos que se las traía. Por ejemplo había uno que llevaba 10 o 15 años allí (ya no recuerdo la cantidad exacta, hace de todo esto 7 años) que perdió la cabeza a base de los golpes que sufrió porque fue boxeador. Con él tuve un episodio muy curioso. Resulta que ingresó voluntariamente un gitano que decía ser evangelista que lo conocía, y entró por una razón, para exorcizarlo, porque según él, el motivo de que estuviera mal era porque tenía al demonio dentro. Pues de todos los que había por aquella ala, me tuvo que elegir a mí para ayudarlo en el exorcismo porque decía que yo era el más puro de todos aquellos y que tenía abierto el cielo. Mezclado por la curiosidad y por mi ateísmo, para demostrarme a mi mismo que aquello no iba a funcionar, y porque no decirlo, visto como una oportunidad de descubrir algo nuevo, le dije que contara conmigo. Al cabo de unas horas me llamo y fuimos a la habitación del ex boxeador para practicarle el exorcismo. Encima de la cama había un vaso de agua que me dijo el gitano que había bendecido previamente, yo me quedé con la gana de preguntarle si no había que ser cura para tal menester, pero no quería joder la representación. El numerito consistía en que yo me pusiera tras el exorcizado para que no se cayera cuando el demonio abandonara su cuerpo, y eso hice. Me dijo que no lo podía tocar, que sólo lo podía tocar él, y así hice, me mantuve quieto a su espalda e intente mantenerme firme. El gitano entonces cogió la cabeza del menda con ambas manos y empezó a decir: -Yo te desafío, Satanás. Sal de este cuerpo y no vuelvas jamás (verídico) Entonces cogió el vaso de agua y se lo echó enterito por la cabeza al menda que ni se movió, puso las manos de nuevo y empezó a decir: -Fuera, Satanás, fuera, Satanás…. Eso lo repitió yo que se las veces… yo intentaba aguantar la risa y el ex boxeador empezó a moverse compulsivamente. Así estaríamos unos cinco minutos hasta que el gitano lo empujó y chocó contra mi, que en ese momento estaba un poco distraído. Al final el gitano le preguntó que como se encontraba, y el exorcizado le dijo que se encontraba como si le hubieran quitado un peso de encima. Yo sólo lo veía con la cabeza mojada. Esa misma noche el gitano se fue diciendo que su familia estaba en peligro. Como ingreso voluntariamente, lo dejaron ir. Al día siguiente, el ex boxeador estaba con las mismas paranoias de siempre. Seguía viendo mariposas gigantes en sus zapatillas.

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