lunes, 30 de agosto de 2010

Mecago en mi puta estampa



Hoy estoy hasta la misma polla de esta puta vida. No sé, estoy de capa caída. No le veo aliciente a nada. Por más que busco, no encuentro motivos de superación personal. Y mira que me ponen las cosas fáciles. Juan, el presidente de la asociación Alsubjer, me ha propuesto que dirija un cortometraje, que me suministran todos los medios, pero no me siento motivado. Me dicen que escribo bien, pero por un oído me entra y por otro me sale. Creía que tenía la autoestima trabajada pero me estoy dando cuenta que es a medias. Tengo trabajada la que es a nivel físico, pero la personal, me sigo considerando una puta mierda. Mañana tengo cita con la psiquiatra y la verdad es que no es santa de mi devoción. Creo que le voy a hacer caso y voy a cambiar de especialista, solo por joder. Estoy hasta la misma polla de hartarme de medicamentos sin fundamento. Llevo diez años tomando todo tipo de antidepresivos con el mismo resultado: cero. Creo que lo mío no es cosa de fármacos, es simplemente que ya estoy formado y no hay Dios que me cambie. No hay manera ni química que me haga cambiar. Soy impertérrito. Y me jode, en serio que me jode. No me gustaría ser así, ver las cosas tan negativas, ahogarme en tan angostos campos de visión, joder con el señor destino sin ser maricón. Pero así están las cosas.

Hoy he estado en un entierro. Ha muerto una vecina de la calle de mis padres, madre de unos amigos de mi juventud. El estar en la iglesia me ha evocado cuando tenía diez años y tuve una crisis de fe. Recuerdo que tuve pánico por la muerte y no hacía más que preguntarle a mis padres que era la muerte contestándome que nadie había vuelto para decirlo. Un buen día, en una visita a un pueblo que desconozco su nombre entramos en una iglesia y compré un ejemplar el cual creía que me iba a resolver las dudas. Era una especie de evangelio para niños. Estuve leyéndolo y releyéndolo no sé cuántas veces y aquello no despejaba mis dudas. Con diez años dejé de creer en Dios y a su vez en tener miedo a la muerte. ¿Qué me pasó? Muy sencillo. Le pregunté a mi abuela y me contestó que cuando nos morimos nos convertimos en gusanos que a su vez se convierten en mariposas. Aquella respuesta me sobró. Comprendí que al morir se acababa todo, que mi abuela no era creyente y por ende no debía serlo yo. Han pasado casi veinte años y sigo en la misma postura y los que me quedan.

Ser un no creyente me ha llevado a, primero, desconfiar de muchas cosas que se aventuraban como la panacea del siglo, para segundo descubrir que eran un engaño preparado para enriquecer la mente del que había ideado tal chollo. Soy desconfiado por naturaleza. Parece mentira que diga esto con todo lo que llevo pasado, pero es verdad. Otra cosa es que mi corazón mande por encima de mi razón y entonces la hemos cagado. A finales del pasado año, una antigua pareja me propuso vivir otra vez juntos. A mí la idea en un principio no me gustó un pelo, pero estaba solo y hasta la misma polla de mis padres y hacía año y medio que no follaba que pensé en tantear primero el terreno. Una mierda para mí. Cuatro mamadas, dos te quiero y mi corazón estaba domado. Vivía en Palma del Río, un pueblo a 110 kilómetros más o menos de Lucena. Se iba a quedar sin trabajo y sin piso. Me hizo traerme todas sus cosas a mi piso a la carrera en mi coche. Suerte que tengo trastero y cupo todo allí menos un televisor, un DVD que tengo en la habitación multiusos y una caja de plástico que está debajo de una cama. El cuatro de enero me dijo que se iba a Palma del Río a ver si cobraba lo que le debían. Hoy estamos a 30 de agosto y todavía la estoy esperando. No me ha llamado ni una sola vez. La he intentado llamar al principio pero no me cogía el móvil y ya paso. Sigo teniendo sus cosas y no sé qué hacer.

Ahora estoy intentando rehacer mi vida pero sigo como siempre, no cambio. En vez de enamorarme de alguien sin ataduras de ningún tipo, lo hago de alguien que está casada. Y como no es la primera vez que me pasa, sé lo que puede pasar y lo que no. Jodeeeeerrrrrr, que mierda de vida. Mecago en mi puta estampa, si es que no puede ser.

3 comentarios:

  1. Si es que seguimos jodidos patrones, amigo Antonio. Y muchas veces, lo de tropezar con la misma piedra es que nos lo buscamos nosotros mismos, pero no temas, siempre hay piedras más pequeñas que otras. Esta piedra con la que te has cruzado ahora, al menos parece que te quiere y de ello me alegro. Con suerte, será una piedra que pueda adornar una bella rocalla en el jardín de tu vida y no una con la que te des en el dedo gordo del pie. Besos.

    http://www.youtube.com/watch?v=9k3c6KMnLQ8

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  2. http://www.youtube.com/watch?v=JMJj9H_OcEo

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  3. Me ha encantado leer estas líneas. Pura vida, narrada con gracia y sinceridad. Voy a explorar tu blog. Fui a parar a esta entrada porque estaba frustrado y tecleé "puta" en Google, así que me vino perfecto leer esto. La foto es cojonuda, igual que el título que la acompaña.

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