lunes, 10 de enero de 2011

Mi eterna dicha


Siempre vuelas a mi lado
y nunca pides nada a cambio,
eres perezosa como ninguna,
sin embargo precaria es tu simiente
y larga la vertiente que te sucede;

si escapara de ti una sola noche,
una sola señal viera en otras
voces más apagadas que el mismo
roce del eco estampado en loco
goce de almendro, sería tu frente
deudor por agonía al serte fiel de por vida;

pero siempre dependo de ti más
que la escarcha del hielo y deparo
los huesos enteros ante la
pluma que escribe estos versos
por entender como prima aun
latente tu entendimiento si carezco
a todas luces de tu talento;

ante la mirada de quienes leen
mis escritos quiero declamar
como míos los ingenios ingratos
que se vuelcan a diario por nacer
entre mis manos y que son sin
dudarlo frutos de tu desconsuelo,
mi amarga espina, mi eterna
cómplice, mi amada imaginación.

Antonio Jiménez

1 comentario:

  1. Sin ella, la vida es triste. La imaginación nos consuela muchas veces de lo que somos y en otros casos, de lo que no somos. La imaginación nos lleva a descubrir cosas nuevas cada día, a crear mundos mejores, a vivir vidas que a veces no tenemos tiempo de vivir o que la sociedad nos impide vivirla por razones que muchas veces no comprendo. La imaginación nos hace creer que todo es posible. Bienvenida es siempre su compañía.

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