Si la esperanza por verme
comprendido
se diera a expensas
de un ancho tiempo
que rememora los vértigos
del tremendo necio,
ya estaría escupiendo
otros versos sin más fundamento
que escarchas con vacio lamento
por ser malherido
mi status de artista
y estar a la altura del salitre
la belleza de unas palabras
compuestas
ante la gracia
de quien las encuentra
en su desgracia
por infinitos senderos de la locura
que atañe a su figura;
sea la dicha del pordiosero
dos veces por ciento
con miradas al vivir
por no morir
atravesado por cierto
retablo
con sabor a nardos.
Antonio Jiménez
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