lunes, 31 de enero de 2011

El memo en Momo


Ahora que la sed no me envicia y que
el juego quedó sepultado por entero en los
postreros límites donde no me alcanza la memoria,
abro los ojos y no veo la oscuridad reflejada en
mi rededor sino un estallido de color que inunda
mi visión dejándome constancia para pedir con
arrogancia no ser más veces en la vida invidente
de lo evidente y sí más consecuente con mi suerte.

Pero lo cierto es que me aburro con aplomo
demasiado pronto de todas las cosas que
en un principio llegan como un vendaval, primero
a mi mente y segundo a mi corazón, llevando a
mis pies a seguir un camino de esperanza que
ideo como el más fabuloso pero que se desinfla
como pulsímetro tras tomar el pulso vital.

Así como la esperanza se nos muestra como
la suerte más deseada, los envites que la
vida me ha ido dando me han demostrado ser
fuente de unos sentimientos que ahogan mi
lastimado ser, provisto de muchos dones para los lamentos.

Entonces es lícito declamar que por un lado veo el mar
y por otro la tempestad, no sabiendo situarme
en ese gris que tantos profesionales me piden
por ser lo acertado, pero mi recia mente sigue
apostando a sentir lo grisáceo como los villanos
del gran cuento llamado Momo. Soy así de memo.

Antonio Jiménez

4 comentarios:

  1. Querido y estimado, Sr. Memo.

    Viéndole ir y venir por la calle de la amargura y visitando en reiteradas ocasiones la calle Melancolía con la música de Sabina de fondo, he de decirle que donde mejor está usted en en la calle del amor, de la pasión y la picardía. Nunca fueron sus creaciones más maravillosas que cuando paseaba por esos barrios. Yo le sigo esperando, en el mismo banco, en aquel parque, donde una vez usted me veía, entre otras cosas, como inspiración para alguna poesía.

    En espera de sus poesías, reciba un cordial saludo,

    Su amiga.

    ResponderEliminar
  2. Lisset, preciosa, es que no estoy enamorado, y no me salen. Las dos de estos dias anteriores me salieron muy forzadas, sin fundamento. Espero volver a enamorarme para ver la vida de otra manera, con los ojos del amor.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Pues no me queda otra que desearte suerte y que lo encuentres pronto, le necesitas y él te necesita a ti también, porque es vanidoso y quieres que escribas sobre las maravillas que hace con los humanos. Besos.

    ResponderEliminar