domingo, 5 de septiembre de 2010

El trauma del mito



Este va a ser la penúltima entrada que escribo tan tarde, y digo penúltima porque detrás de esta me ha dado el punto de escribir una poesía. Hace un rato he estado mirando una cosa en feedjit, uno de los contadores que tengo en el blog y el muy puñetero me ha dicho que mi página es no apta para público infantil por contener lenguaje zafio y por eso no me incluye en su selectivo club de blogs. Anda y que le den mucho por culo. El puto gran hermano en acción. Y ojo, que no estuvieron analizando el blog durante un rato, no, que me contestaron en cuestión de segundos, vamos, que ya lo sabían de antemano. Pues si buscan que auto censure mi blog con la estúpida pantalla inicial que dispone blogger de que este santo blog contiene lenguaje explícito y puede dañar la vista de los visitantes, van dados. Además, ahora mismo me cago en feedjit, en todo lo que implica, significa y su política de censurar blogs. Ea, me he quedado más ancho que largo.

Hace un par de días me tiraron de las orejas por mi demostrada tendencia hacia el pesimismo que estaba haciendo pública últimamente. Me veo pues en la tesitura de escribir más optimistamente pues así se lo he prometido. Vayamos por partes. Mi carácter es mi carácter y soy de condición seria aunque me gusta la ironía y el cinismo más que las tetas de la Claudia Schiffer. No voy a hablaros de cuestiones triviales con finales felices pues no es esa mi condición, la verdad sea dicha. Seguiré contando cosas que de alguna manera me llaman la atención y anécdotas de mi pasado, así como retomar críticas de la actualidad, pues sé que es un campo que no se me da mal. Siguen diciéndome que escribo bien y que no debo preocuparme por cuantos me leen, que son más de los que me imagino. La verdad es que esto último no me preocupa. Si soy sincero, cuando empecé con el blog si era un tema que me inquietaba, pero hoy por hoy me la trae al viento. En lo de escribir bien, soy consciente de que me falta mucho por aprender. Tengo aun la tira por leer y escribir. Así que ese es un campo aun por abonar.

Hoy he estado hablando sobre los temas de conversación de las parejas, sobre todo los matrimonios. Es verdad que, al menos en la ciudad donde vivo, es una manía que los hombres estén reunidos con los machos alfa y las mujeres con las hembras beta. Las tesituras de los machos giran en torno a que tía está más buena, las veces que follamos, si vamos al puticlub, que cada vez aguantamos menos el alcohol, que la harina está cada vez más cara, que el Mourinho no sabe donde se ha metido, que el barça ganará otra vez la liga, que porqué se meten las tias de dos en dos en los servicios y cosas por el estilo. La verdad es que me he incluido como varón que soy, pero yo nunca hablo de esos temas y siempre estoy con las mujeres, por eso sé porqué van juntas al servicio: mayormente para hablar del pedazo de culo que tiene este o aquel tío, y no me digáis que miento porque vosotras mismo me lo habéis dicho. El tema de conversación de las hembras beta gira en torno a los grandes que están los niños, a que el mío no me come, que si el mío lo tengo que llevar al pediatra porque lleva días que no va al baño, que si mi niña no hace caso a lo que le decimos, que si mi niño no duerme si no es con la luz encendida, bla, bla, bla, bla….

La vida está sujeta a un sistema de valores que difícilmente cambia. Cuando estás fuera de ese sistema, te denominan raro. A decir verdad, con el paso de los años me siento orgulloso de ser raro. En serio, si eso implica no ser como la mayoría, igual de simplones, bienvenida sea su parca definición. Sé que he encontrado al amor de mi vida porque conforme la voy conociendo más a fondo la intuyo tan rara como un servidor. No tengo ni idea de cómo me llegó el puñetazo sensorial de ver tan claro al principio que era ella, pero van pasando los días y solo se reafirma mi sensación inicial. En serio, cariño, cuando leas esto vanaglóriate de ser rara como ayer te definiste.

Las cosas no suceden sin razón alguna. Esto es algo que a mi pasión no secreta se le debe meter ya en la cabeza. Estoy completamente seguro que la vida le tiene reservada una sorpresa aun mejor que la vida que soñó frente a quien no pertenecía. Son así las cosas. Si no hay fundación, fe o secta que predique esto la creo yo si hace falta. Todo tiene un propósito, las cosas ocurren porque tienen una finalidad. Sé que doy la paliza mucho con este tema, pero es algo fundamental en la filosofía poloniusniana. Cuando era niño soñé que se me cambiaban los pies de sitio. Eso no ha significado más que soy una persona inquieta, curiosa, sin definición posible porque de todo peco un poco. En la asociación Alsubjer van a crear una escuela de padres. Quieren enseñar a ser padres porque ven que los hijos cada vez crecen con menos valores. Bueno, no estoy de acuerdo con ello. El presidente dice que es un error hacerse amigo del hijo, que por encima de todo hay que ser padre. No estoy de acuerdo con él. Yo a mi hija no dejo de inculcarle valores pero porque yo soy un transmisor, sé transmitir. Por la fuerza no se puede inculcar nada si careces de la capacidad de transmisión. Puedes educar a mil padres pero si carecen de carisma, cariño, compresión y sobre todo capacidad de escucha, estás haciendo una labor en balde. No hay que educar a los padres a ser padres. A mi parecer hay que educarlos a que vuelvan a ser niños otra vez, a ver con los ojos de un niño, a comprender a un niño, sus necesidades y carencias. Es un error garrafal inculcar referencias cuando el padre no conoce a su hijo. Yo siempre lo he dicho, hay que estar siempre un paso por delante de ellos hasta que lleguen a la edad adulta, ser su referente y no fallarle nunca, puesto que tu primer mito se te desmonte significa tu primer trauma.

2 comentarios:

  1. No comprendo lo de los hombres y las mujeres por separado... como si no tuviéramos temas en común de los que hablar... no entiendo las sectas. No entiendo no tratar a los hijos también como amigos, además de como a hijos. Si no somos amigos de ellos, de los de verdad, ¿quién lo será? ¿Por qué ser amigos de otros con quienes no tenemos nada que ver y no serlos de nuestra propia carne y sangre?

    A los hijos, como a casi todo, se les enseña, además de con infinita paciencia y amor, con ejemplo. Lo que vean, lo repetirán, porque así es como aprenden a hablar, a caminar, a besar, a reír y así aprenden el resto de las cosas en la vida.

    Besos.

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  2. Te doy la razón pero en todo, todo, todo. Por suerte tengo la mollera más dura que el caparazón de una tortuga y no tienen cojones de inculcarme más valores que los que ya tengo asimilados, y te aseguro que el lote es bien completo.

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