Escribir es lo más necesario de la cordura

Hoy he tenido sesión en Alsubjer, y como siempre, he destripado algunas cosillas. Hemos hablado de la humildad y su antítesis, la soberbia, cosa esta última en la que peco un poco. Si, soy un pelín superior al resto de los humanos y es algo que he de trabajar puesto que no me gusta, quiero ser más humilde en mis formas porque es una mera cuestión de tabiques lo que me acarrea dicha configuración. Mi padre ha venido hoy conmigo a terapia y me ha comentado que va siendo hora que destruya mi burbuja y empiece a vivir en el mundo real. No sé, es algo que me cuesta horrores. Me siento muy a gusto en mi mundo. Soy el puto rey y nadie está invitado a mi reino. Eso no quiere decir que no tenga vida social, que la tengo, simplemente es que existe un mundo más allá del palpable donde me refugio y es mío y de nadie más. Pensar en deshacerme de él es algo impensable por el momento. Seguramente me lo llevaré hasta el punto final.

He hablado también de lo desganado que estoy de todo. Es verdad, desde que me dejó mi segunda ex mujer me aburre todo una barbaridad. No encuentro aliciente en nada. La música me gusta, pero escucho un álbum y enseguida lo archivo. Para escuchar uno varias veces me tiene que sorprender de verdad, y al cabo de unas diez veces a lo sumo, ya me ha aburrido. Leer que es una de mis pasiones, no me entra ni a tiros. He empezado cinco o seis libros que no me llaman la atención. Releo libros que en su tiempo me encantaron y ahora no me dicen nada. Escribir cada día me cuesta más. Ducharme que lo hacía hasta dos veces diarias porque disfrutaba la sensación del agua caer sobre mi cuerpo, hoy por hoy lo hago a última hora y a la carrera. No salgo a la calle así me paguen y andar me resulta aburridísimo. Ver cine que es otro de mis hobbies, no me atrae. Comer, lo hago por subsistir. Hace siglos que no leo cómics y otro tanto que no indago cosas nuevas informáticamente hablando, y eso que antes me leía el computer hoy de cabo a rabo. La nintendo Ds está muerta de risa al igual que la Psp, y los pasatiempos, ídem de lo mismo. Antes me encantaba cocinar. Hoy me alimento a base de sándwich cuando no están mis padres. Mi piso es un paraíso en lo que se refiere a mi gustos, y juro no aburrirme, pues con mi imaginación voy sobrado, pero no tengo aliciente por nada. Lo he llegado a tener y me han apartado del caso. En fin, paciencia.

Hoy me han llegado a comentar que no me hace falta tomar medicamentos para la depresión. Bueno, decir que mi cerebro no segrega suficientes serotoninas y por eso los he de tomar. Es un trastorno genético. Lo que está claro es que la medicación actual me hace una mierda y por mucho que quiera no siento ilusión por nada, y cuando la tengo, me la quitan. Por eso no me la hago, es lo mejor. No es que lo malo sea ver medio vaso vacio, es que es lo más sensato. Siempre hago alusión a lo que me enseña la vida, y ella me ha enseñado a ser práctico, a desconfiar, a ser respetuoso y a tomar actimel en ayunas. Una cosa que tengo a mi favor es que nunca he perdido mi sentido del humor ni mi gusto por la música cañera. Ahora mismo estoy escuchando a los barricada que es lo más práctico dada mi situación. Que jodido soy, después del álbum bésame grabé un álbum de canciones de la izquierda en tiempos de la guerra civil. Manda huevos. A las barricadas, a las barricadas…

Hoy me ha escrito Lisset un pedazo de relato en los comentarios de mi anterior entrada. Decir que siento pasión por ella es quedarme corto. Si viviera otra vida que no fuera la mía intentaría seducirla para quitarle todos los males de amores, pero no puede ser. Mi corazón por ahora tiene propietaria, y si ella quiere, seguirá siendo suyo. Si no, pues lo venderé a la mejor postor.

Creo que voy a cambiar la manía de escribir en noche cerrada. En paperblog he perdido un montón de lectores. No sé si es porque me siguen en mi blog o porque simplemente no le interesan mis neuras. Es cierto que si me fio de los contadores de visitas, estas han subido en el blog desde que le cambié el nombre de cabecera. Supongo que el otro llevaba a confusión o era menos atrayente. En fin, tampoco es que me importe mucho esas cuestiones. A decir verdad escribo porque creo que tengo la necesidad de hacerlo. Como dijo un ilustre pensador al que veo todos los días: “Escribir no es lo más sensato de la vida, es lo más necesario de la cordura”