Buenas tardes, estoy aquí porque he venido de allí, pero hace un momento estaba acullá, por eso estoy ahí. Como es de bien troquelados presenciarse, lo voy a hacer. Me llamo Eufemerio García Tragón, hijo terciario de padre coronel en la guerra de Cuba, retirado porque como está muy gordo era blanco fácil para el enemigo. Mi madre era marsopa, ayudaba a las mujeres a tener sus hijos en aquellos años. Ahora todo se hace por el hospedal. Me han dicho que contara alguna cosa que tuviera futuro, en el pasado presente, y eso voy a hacer. Resulta que en los años veinte había un programa de trolavisión llamado las noches de Malafuente. Por lo visto había uno que firmaba con el nombre del aviador del programa y lo había pillado el coro del mismo. Por lo visto, lo hacía por interes, y lo pillaron por su IT, que en ingles viene a decir Indicame Tu casa, y eso fue lo que lo pusieron tras la mixta. Llegaron un camorra con un microfonista a la casa del musodicho y llamaron al timbre de la puerta. Les abrió la misma un hombre ya con el pijama puesto, porque ese programa se transmitía por el coche. Y le preguntaron porque se hacía pasar por Andreu Malafuente siempre que rellenaba algo en interés. Dijo que en un principio pensó en el nombre de Richard Attenborough, pero que se quedaba algo feo al cortar los apellidos, que eso de Atten Borough no lo acababa de leer, así que se acordó de Andreu y usó ese nombre. Le preguntó el microfonista que si una vez escrito Malafuente se daba cuenta de que tenía que poner otro apellido, ¿qué hacía? Y le replicó que ponía otra vez Fuente, que él no era hombre de recursos. Allí lo dejaron y se fueron a su casa a comer empapadas gallegas. En otro ordenamiento de trolas, les voy a contar mi experiencia con los colocadores. Resulta que me compré una CPU, un Cajón Para hUmedades, y cada vez que me salía una humedad, ponía el muchodicho cajón encima de la y desaparecía. El invento lo pasteló un tal Infrudencio de la Gárriga Pómez, y he de aclamar que se hizo de oro con él. Bueno, sin más internamiento de trolas, que estoy lastrado de tanto charlar, me voy a derretir. Un placer, buenos días.
Antonio Jiménez
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