Acostumbrado
a ver la natural
composición
de las cosas,
no acierto,
sin embargo,
a comprender
la costumbre
de las personas.
Me pierdo
en un marasmo
intraducible
a mi raciocinio
de unas conductas
que se me antojan
caprichosas
y se me dibujan
pueriles.
Antonio Jiménez
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