miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Qué me das por mi piso?


Hace muchos años que el mundo se fue a hacer puñetas. Una guerra absurda contra un país que no poseía armamento de destrucción masiva, unos bancos desaforados por conceder hipotecas con el solo valor de tu nómina pelá y mondá fomentó unas inversiones a diestro y siniestro en el sector ladrillo porque se iba a confluctuar el cambio de la peseta al euro y, claro, eso suponía blanquear muchísimo isimo isimo dinero negro y lo más a mano en aquella época era el ladrillo y ventas de solares. Estos últimos se disparataron de precio a tener muchísima demanda del sector construcción, y claro, eso afectaba al precio final porque al comprar un piso no solo pagabas el piso en sí, por lo menos en Lucena, lugar donde me he visto en la obligación de comprar dos veces un piso (distinto, obviamente), dos veces que he tenido que pagar un par de millones en dinero negro (léase 12000 euros para los que estén acostumbrados a la no tan nueva moneda). Con el patrimonio urbano se hicieron auténticas filigranas. Las empresas de madera, o sea, las carpinterías de esta ciudad en vez de invertir sus ganancias en investigación y desarrollo para luego competir con sectores más fuertes de otros países,  invertían en ladrillo, que en pretéritos tiempos significaba dinero fácil.

Pero al ciudadano de a pié, el consumidor final de la pirámide construida al aliento de blanquear todo el dinero negro de las antiguas pesetas para entrar en la UE con nota, veía como cada vez que quería invertir en comprarse una vivienda, esta estaba terminada con peores acabados (peor calidad de los materiales) y costaba cada vez más cara. Por suerte esta era una ciudad con muy poco paro y entre la pareja sacaban lo justo para la hipoteca y los demás gastos propios de una pareja.

Pero todo lo que empieza debe acabar, y no se puede construir a un ritmo de crecimiento de 1000 habitantes año cuando el crecimiento real es 100 habitantes año. ¿Qué ocurrió? Pues sencillamente como una gota que cae al agua, se expande, sencillamente los pisos dejaron de comprarse, los habitantes seguían endeudados pero sus empresas al no hacer inversiones de I+D no pudo hacer frente a la competencia de otros países. Entonces por efecto dominó fueron cerrando muchas empresas y cada vez había más gente en el paro (quien había cotizado), porque muchos se vieron en la calle con lo puesto, no pudiendo pagar sus irreales hipotecas pasando a ser su vivienda propiedad del banco, que, cosa esta muy graciosa, al susodicho le gusta los billetes, los enseres no les va, creándose una espiral de crisis que vamos aguantando como podemos, cada día con la noticia de un nuevo anuncio de recortes y cada vez con la inseguridad que da un futuro salpicado de incertidumbres.

¿Y esto no ha pasado ya en el pasado? ¿Acaso no podemos aprender de sus éxitos? Pues si, esto no viene de nuevas, ha pasado muchísimas veces, pero antes no compartíamos moneda con nosecuantos países (no sé cuántos somos ya en la UE) y podías devaluar tu moneda, con lo que, al perder esta valor, los mercados internacionales incentivaban tu economía al comprarte a ti en vez de al vecino ya que le salía mucho más barato un botijo español que uno francés. Luego existían las guerras a niveles mundiales. Uno no quiere una guerra para sí, pero es verdad que para que un país vuelva a renacer antes ha de ser aniquilado. No lo digo yo, lo dicen los historiadores.

Se acercan nuevas elecciones y el PP parece dueño de la panacea que nos hará salir de la crisis antes que ningún país en el mundo y el PSOE intenta reinventarse con un discurso que la verdad, ya huele a tufo. Yo no soy de los vagos que no van a votar, porque yo los llamo perros y vagos a lo que no van a hacerlo. No hace tanto que no podíamos hacerlo por existir en este país un dictador de mierda y ahora que es lícito hacerlo, la gente no lo hace. Lo considero de necios. Al PP no le queda más que hacer una jartá de recortes (pero el gasto militar no me lo toques, eh?) y cambiar algunas cosas que son gratuitas y convertirlas en subvencionadas. El dinero ha de aparecer de algún lado, a los bancos con sus millonadas de ganancias anuales no se les va a tocar un dedo, la iglesia no va a donar en su irpf por los pobres, aunque en eso se basa su fundación, el impuesto para los más ricos es agua de borrajas, porque por un lado te quito y por otro me lo sacas para llevártelo a Suiza (para ser rico es cualidad indiscutible no tener corazón y ser más listo que el hambre). No queda otra que el pueblo llano para sacar las castañas del fuego a tanto político caradura. Pero esta no es la razón de todo hecho, hay más partidos políticos, pero los noticiarios abogan tanto por el bipartidismo tan USA que sin darte cuenta pasas del dos al uno, porque si lo piensas bien, van los dos de la mano como Pedrito con su madre.

Antonio Jiménez    

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