Hace muchos años que el mundo se fue a hacer puñetas. Una
guerra absurda contra un país que no poseía armamento de destrucción masiva,
unos bancos desaforados por conceder hipotecas con el solo valor de tu nómina
pelá y mondá fomentó unas inversiones a diestro y siniestro en el sector
ladrillo porque se iba a confluctuar el cambio de la peseta al euro y, claro,
eso suponía blanquear muchísimo isimo isimo dinero negro y lo más a mano en
aquella época era el ladrillo y ventas de solares. Estos últimos se disparataron
de precio a tener muchísima demanda del sector construcción, y claro, eso afectaba
al precio final porque al comprar un piso no solo pagabas el piso en sí, por lo
menos en Lucena, lugar donde me he visto en la obligación de comprar dos veces
un piso (distinto, obviamente), dos veces que he tenido que pagar un par de
millones en dinero negro (léase 12000 euros para los que estén acostumbrados a
la no tan nueva moneda). Con el patrimonio urbano se hicieron auténticas
filigranas. Las empresas de madera, o sea, las carpinterías de esta ciudad en
vez de invertir sus ganancias en investigación y desarrollo para luego competir
con sectores más fuertes de otros países,
invertían en ladrillo, que en pretéritos tiempos significaba dinero
fácil.
Pero al ciudadano de a pié, el consumidor final de la
pirámide construida al aliento de blanquear todo el dinero negro de las
antiguas pesetas para entrar en la UE con nota, veía como cada vez que quería
invertir en comprarse una vivienda, esta estaba terminada con peores acabados
(peor calidad de los materiales) y costaba cada vez más cara. Por suerte esta
era una ciudad con muy poco paro y entre la pareja sacaban lo justo para la
hipoteca y los demás gastos propios de una pareja.
Pero todo lo que empieza debe acabar, y no se puede
construir a un ritmo de crecimiento de 1000 habitantes año cuando el
crecimiento real es 100 habitantes año. ¿Qué ocurrió? Pues sencillamente como una
gota que cae al agua, se expande, sencillamente los pisos dejaron de comprarse,
los habitantes seguían endeudados pero sus empresas al no hacer inversiones de
I+D no pudo hacer frente a la competencia de otros países. Entonces por efecto dominó
fueron cerrando muchas empresas y cada vez había más gente en el paro (quien
había cotizado), porque muchos se vieron en la calle con lo puesto, no pudiendo
pagar sus irreales hipotecas pasando a ser su vivienda propiedad del banco,
que, cosa esta muy graciosa, al susodicho le gusta los billetes, los enseres no
les va, creándose una espiral de crisis que vamos aguantando como podemos, cada
día con la noticia de un nuevo anuncio de recortes y cada vez con la inseguridad
que da un futuro salpicado de incertidumbres.
¿Y esto no ha pasado ya en el pasado? ¿Acaso no podemos
aprender de sus éxitos? Pues si, esto no viene de nuevas, ha pasado muchísimas
veces, pero antes no compartíamos moneda con nosecuantos países (no sé cuántos
somos ya en la UE) y podías devaluar tu moneda, con lo que, al perder esta
valor, los mercados internacionales incentivaban tu economía al comprarte a ti en
vez de al vecino ya que le salía mucho más barato un botijo español que uno
francés. Luego existían las guerras a niveles mundiales. Uno no quiere una
guerra para sí, pero es verdad que para que un país vuelva a renacer antes ha
de ser aniquilado. No lo digo yo, lo dicen los historiadores.
Se acercan nuevas elecciones y el PP parece dueño de la
panacea que nos hará salir de la crisis antes que ningún país en el mundo y el
PSOE intenta reinventarse con un discurso que la verdad, ya huele a tufo. Yo no
soy de los vagos que no van a votar, porque yo los llamo perros y vagos a lo
que no van a hacerlo. No hace tanto que no podíamos hacerlo por existir en este
país un dictador de mierda y ahora que es lícito hacerlo, la gente no lo hace.
Lo considero de necios. Al PP no le queda más que hacer una jartá de recortes
(pero el gasto militar no me lo toques, eh?) y cambiar algunas cosas que son
gratuitas y convertirlas en subvencionadas. El dinero ha de aparecer de algún
lado, a los bancos con sus millonadas de ganancias anuales no se les va a tocar
un dedo, la iglesia no va a donar en su irpf por los pobres, aunque en eso se
basa su fundación, el impuesto para los más ricos es agua de borrajas, porque
por un lado te quito y por otro me lo sacas para llevártelo a Suiza (para ser
rico es cualidad indiscutible no tener corazón y ser más listo que el hambre).
No queda otra que el pueblo llano para sacar las castañas del fuego a tanto
político caradura. Pero esta no es la razón de todo hecho, hay más partidos
políticos, pero los noticiarios abogan tanto por el bipartidismo tan USA que
sin darte cuenta pasas del dos al uno, porque si lo piensas bien, van los dos
de la mano como Pedrito con su madre.
Antonio Jiménez
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