jueves, 17 de marzo de 2011

Una gilipollez



Hoy he ido a informarme al centro de desintoxicación Betty Ford y resulta que tiene una lista de espera de cuatro meses. Está el mundo lleno de adictos al mal rollo y haciendo cuentas, si supero las sesiones con la psicóloga de recepción, para mi cuadragésimo cumpleaños estaré en tratamiento. Una manera original de empezar el cuarto decenio que viene a ser en realidad el quinto (o no?) No, el primero se cuenta al final y así sucesivamente, así que no es el quinto, sino el cuarto (joer, que líos me formo).

Para el que le interese, los días que he estado perdido ha sido porque he estado en tratamiento de salud mental en el hospital Infanta Margarita de mi vecina ciudad de Cabra (7 kilometrillos de nada nos separa). Mi cerebro estaba abotargado con ideas autolíticas y la verdad es que uno es un pimpollo con mucha vida por delante.

¿Qué se me cruzaba por la mente para tener ganas de matarme nuevamente?

Una gilipollez.

Pero como una casa.

Os explico.

Resulta que el péndulo funciona en mi vida a más no poder. O estoy en un extremo o estoy en el otro. Cosas de depresivos con trastornos en la personalidad. ¿Y qué ocurre con esto? Pues que estoy en un momento muy crítico de mi vida. Me es muy fácil explicarme escribiendo, pero oralmente es un mundo aparte.  ¿Y esto por qué ha sucedido? Muy sencillo, hace algo más de tres años mi vida era plena pero por circunstancias que se deben a lo complicado de la razón humana (sobre todo la mía) se fue todo al garete. Llevo tres años sin ganas de vivir, acostado la mayor parte del tiempo, intentando chatear para engañarme a mí mismo con una ilusión que era efímera pues no me llenaba en absoluto ninguna de las chicas con las que chateaba, llegándolas incluso a mentir alabando sus escasas cualidades, por no decir que nulas.

Si, los que llevan tiempo leyéndome saben que este verano me enamoré como un imbécil de una chica casada que lo único que quería era una válvula de escape a su monótona vida de esposa no querida. Por lo tanto llevo tiempo pensando si las mismas mujeres están convirtiéndome en misógino, y no encuentro respuesta a tal pregunta.

Me he ido por los cerros de Bretaña. Antes os iba a contar la razón del por qué de mis ideas suicidas.

La falta de amor, no fraternal o familiar o de amistad, que los tengo por suerte. Sino de una persona de sexo opuesto.

 Ya lo dije antes, era una gilipollez.  

Polonius Petronius

1 comentario:

  1. No es una gilipollez, Antonio. Es tu vida y es lo más importante, lo único que tenemos y todo lo que hace que ella sea o no sea deseada de ser vivida por ti, es todo importante, desde lo más profundo, mirando alto en las esperanzas y deseos, en la rutina diaria, en el primer pensamiento que tienes al levantarte y el último antes de acostarte, incluso hasta lo que te parezca una nimiedad. TODO es importante. Siento que no aparezca el amor en tu vida, siento que la vida no te parezca suficiente en sí misma como para desear vivirla. Siento mucho que sin otra persona que te brinde amor no te bastes a ti mismo porque nuestra felicidad no puede depender enteramente de otra personas por mucho que así nos lo parezca a veces. Lo siento mucho por ti, amigo. Espero que dentro de algún tiempo, estés mejor y te aprecies un poco más a ti mismo y entiendas que a veces, de hecho, muchas veces, vamos a estar solos. Besos.

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