domingo, 6 de junio de 2010

La emoción



Introducción.

Los muchos significados de la palabra emoción hace que su estudio sea laborioso.

Muchas emociones parecen actos inconscientes, de ahí que fueran rechazadas como ámbito de estudio.

Las emociones se expresan en una amplia gama de conductas observables, expresión de sentimientos y cambios corporales.

La emoción, que en su origen debió ser escudo protector máximo de la supervivencia biológica, es hoy también lo que mantiene vivo y competitivo al hombre en su relación con los demás. Sin embargo la fuente de los estímulos que provocan las respuestas emocionales del hombre actual están más en el propio hombre que en los estímulos primarios que mantuvieron su supervivencia biológica.

El hombre es fundamentalmente emocional. Las neurociencias actuales nos enseñan que el ser humano no ve, siente u oye sino a través de los filtros emocionales de su cerebro.

Definición.

En cuanto a la etimología de la palabra, emoción significa movimiento, expresión motora hecha a través de la conducta, sea esta lenguaje verbal o simplemente corporal. En su más primitiva y profunda acepción, por emociones queremos señalar los mecanismos que ponen en marcha cualquier ser vivo para mantener su supervivencia.

Las reacciones ante el peligro o ante lo placentero ocurren en cualquier especie animal y son inconscientes, incluso en el hombre, ocurren antes de que nos apercibamos de ellas.

El hombre además experimenta una sensación consciente, sea esta de miedo, placer o sus muchas variables.

Demasio, 1999. Las emociones son una colección complicada de respuestas químicas y nerviosas formando un patrón; todas las emociones tienen algún tipo de función reguladora, dando lugar de una manera u otra a la creación de circunstancias ventajosas para el organismo que las experimenta.

El aprendizaje y la cultura cambian la expresión de las emociones y les da nuevos significados, aunque las emociones como procesos biológicos dependan de mecanismos cerebrales innatos, depositados por una larga historia evolutiva.

Los mecanismos que producen las emociones ocupan un conjunto de regiones subcorticales que engloban desde el tronco del encéfalo a otras áreas más altas del cerebro.

Todos los mecanismos de la emoción pueden funcionar sin deliberación consciente; la cantidad de variación individual y el hecho de que la cultura juega un papel en modular algunos inductores no niegan el automatismo fundamental y el propósito regulador de las emociones.

Todas las emociones utilizan el cuerpo como su teatro (medio interno, visceral, vestibular y sistema músculo-esquelético) pero las emociones también afectan a la forma de funcionar de numerosos circuitos cerebrales.

Además todas las emociones generan sentimientos; el hombre al menos, siempre que el individuo esté consciente y despierto.

Funciones de las emociones.

1º Sirven para defendernos de estímulos nocivos o aproximarnos a estímulos placenteros o recompensantes. En este sentido las emociones son también motivadoras.

2º Las emociones generan que las respuestas del organismo ante acontecimientos (enemigos o alimentos,..) sean polivalentes y flexibles. Son reacciones que ayudan a escoger la respuesta más adecuada y útil entre un repertorio posible.

3º Las emociones sirven “alentando” al individuo como un todo único ante el estímulo. Tal reacción emocional incluye la activación de múltiples sistemas cerebrales (activación reticular, atencional, mecanismos sensoriales, motores, procesos mentales), endocrinos (activación suprarrenal medular y cortical y otras hormonas), metabólicos (glucosa y ácidos grasos) y en general activación de muchos de los sistemas y aparatos del organismo (cardiovascular, respiratorio, etc.) con el aparato locomotor como centro de operaciones.

4º Las emociones mantienen la curiosidad y con ello el descubrimiento de lo nuevo, de esta manera ensanchan el marco de seguridad para la supervivencia del individuo.

5º Sirve como lenguaje para comunicarse unos individuos con otros de la misma especie incluso de especies diferentes.

6º Sirven para almacenar y evocar memorias de una manera más efectiva. Esto tiene consecuencias para el éxito biológico y social del individuo.

7º Juegan un papel muy importante en el proceso de razonamiento y en la toma de decisiones, especialmente aquellas relacionadas con la persona y su entorno social más inmediato.

Componentes de las emociones.

Existen al menos tres componentes de la emoción:

1. Sentimiento. La emoción es un sentimiento privado y subjetivo que puede manifestarse o no por medio de indicadores externos.

2. Arousal fisiológico. La emoción es una expresión o exhibición de respuestas somáticas y autónomas características. El arousal fisiológico que acompaña a la emoción se puede examinar en animales y en humanos.

3. Acciones. Este aspecto de la emoción está relacionado con la idea de Darwin sobre los roles funcionales de la emoción. Sugería que las emociones tienen un importante papel en la supervivencia porque ayudan a la generación de respuestas adecuadas a los sucesos del medio.

Categorías.

Plutchik sugiere que hay cuatro pares de emociones que son similares para todas las sociedades humanas.

Alegría / tristeza.

Agrado / repugnancia.

Ira / miedo.

Expectativa / sorpresa.

Y todas las demás emociones derivan de las combinaciones de estas.

Aprendizaje de las emociones y la moral.

Las emociones que suscitan el placer o el dolor constituyen importantes señalizadotes biológicos que a lo largo de la vida intervienen de un modo crítico en cualquier adquisición del sistema de valores funcionales, sociales y morales que guía el comportamiento.

Dolor y placer.

El dolor y el placer parecen haber evolucionado en los seres vivos, no como elementos centrales de un proceso regulador del comportamiento adaptativo y la supervivencia, sino como componentes auxiliares de tal proceso.

Por ello el dolor y el placer activan también emociones particulares cuya misión consiste igualmente en proteger a los organismos guiando su comportamiento.

La respuesta emocional añadida concentra nuestra atención en estímulos placenteros o dolorosos e incrementa su significado señalizando enfáticamente su valor.

Lo que ahora puede resultar más novedoso es explicar esas mismas ideas sobre la base del conocimiento que recientemente hemos adquirido sobre la psicobiología de la percepción y de las emociones.

Recompensas y castigos.

Los psicólogos funcionalistas definieron el término “recompensa” o “refuerzo” como cualquier estímulo o eventualidad que aumenta la probabilidad de ocurrencia de una determinada conducta.

El “castigo” se define como cualquier estímulo o eventualidad que disminuye la probabilidad de ocurrencia de una determinada conducta.

El dolor y el placer son señalizadotes biológicos tan poderosos que su sola percepción cuando son suficientemente intensos puede desencadenar automáticamente en los organismos respuestas conductuales de atracción o rechazo. Y la activación de los sistemas emocionales que suele acompañar a esas percepciones, la satisfacción o el sufrimiento, garantiza e incrementa dicha señalización biológica.

Refuerzo positivo en psicología biológica.

La estimulación eléctrica del cerebro puede causar efectos emocionales. Esta estimulación sobre lugares cerebrales de animales puede causar recompensa o efectos aversivos o suscitar secuencias de conductas emocionales.

James Olds y Peter Milner (1954) hicieron un importante hallazgo experimental: la autoestimulación cerebral. Desde entonces muchos investigadores han utilizado estas técnicas.

La autoestimulación se observa mediante excitación eléctrica de muchos lugares subcorticales diferentes.

Los lugares cerebrales positivos están concentrados en e hipotálamo, aunque también se extiende hacia el tronco del encéfalo. Ratas podían aprender a presionar una palanca cuando la recompensa o el refuerzo era una breve ráfaga de estimulación eléctrica del área septal del sistema límbico.

La memoria emocional.

Cuando un sistema emocional se activa pone en marcha mecanismos liberadores de hormonas en el torrente circulatorio, como la adrenalina y los glucocorticoides, fabricadas y liberadas por las glándulas suprarrenales.

Estas hormonas influencian al cerebro (directamente o a través de terminales del sistema nervioso autónomo) en lugares críticos de los propios sistemas emocionales, como la amígdala. Esta estructura a su vez pone en marcha diversos sistemas de activación general del cerebro, lo que facilita el trabajo de los sistemas perceptivos de la corteza cerebral y la formación de las memorias en curso.

El aprendizaje que desencadena emociones puede ser registrado de modo más consistente en los sistemas de memoria del cerebro.

La percepción de dolor o placer desencadena un estado emocional, los estímulos asociados a esa percepción se graban consistentemente en la memoria y se convierten en estímulos condicionados, es decir, adquieren la capacidad de activar por sí mismos las emociones y el comportamiento a ellas asociado.

La inteligencia emocional.

La llamada “inteligencia emocional” no es otra cosa que la capacidad para generar, reconocer, expresar e influir emociones propias y ajenas buscando con empatía la resolución más satisfactoria de las situaciones.

La inteligencia emocional perece reservada a aquellos individuos cuyos cerebros están congénitamente dotados de sistemas eficaces para señalizar y memorizar estímulos relevantes, los cerebros dotados de mecanismos emocionales capaces de construir a lo largo de la vida un sistema de valores (recompensas y castigos) que guíe el comportamiento de un modo adaptativo.

La mediación de las emociones en la planificación.

Las emociones modulan nuestro comportamiento al menos de dos formas:

De un lado concentran nuestra atención y nuestra memoria de trabajo en los estímulos o situaciones que resultan relevantes según nuestra historia personal.

De otro lado, permiten catalogar de forma anticipada y contundente las hipotéticas consecuencias de nuestro posible comportamiento, es decir, permiten evaluar de forma muy realista y viva las situaciones futuras en las que pudiéramos estar implicados.

Cuando nos enfrentamos a un dilema se produce un marcaje emocional altamente significativo de las distintas opciones que facilita la planificación del futuro y la toma de las decisiones más ventajosas.

Las emociones podrían involucrarse en el razonamiento sobre sistemas complejos mediante las interacciones anatómicas y fisiológicas que tienen hogar entre las regiones emocionales del cerebro (donde la amígdala tiene un papel central) y las regiones del lóbulo frontal implicadas en el razonamiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones.

La región orbito-frontal podría constituir una especie de “interface” neural entre ambos tipos de regiones, y por tanto, parece crítica para el funcionamiento de una relación funcional normal entre los procesos emocionales y los racionales. Gracias a ella somos capaces de establecer las representaciones anticipadas del valor, positivo negativo, de las diferentes opciones que estemos considerando cuando afrontamos controversias.

Los contenidos del código de valores que esos comportamientos permiten establecer derivan de variables ambientales como la clase social, educación, costumbres e ideología de las familias, compañeros y educadores.

Emoción y motivación.

Existen abundantes datos experimentales de cómo sistemas relacionados con el miedo o el estrés, a través de la actividad amigdalar, son capaces de influir positivamente sobre el aprendizaje y el almacenamiento de memoria.

Es también ampliamente reconocido el papel de que los estados motivacionales desempeñan en el aprendizaje de diversas tareas.

La curiosidad, el interés, o el simple deseo de alcanzar un objetivo son factores críticos que promueven y facilitan las conductas de aprendizaje y la retención y la consolidación de las tareas aprendidas. Los circuitos neuronales involucrados en la expresión emocional mantienen clara relación con los implicados en las conductas motivacionales; manteniendo su propia identidad, ambos interactúan entre si e influyen decisivamente sobre las áreas neocorticales relacionadas con la atención, la corteza prefrontal involucrada en la memoria a corto plazo, y demás áreas corticales y núcleos subcorticales e hipocámpicos implicados en el desarrollo de la memoria a largo plazo.

La activación, utilización y ejercitación de los sistemas de aprendizaje y memoria, pueden compensar beneficiosamente el déficit de otros sistemas mnésicos.

Cuando hay un déficit cognitivo no debido a carencia constitutiva de proteínas esenciales que intervienen en la base molecular de los procesos cognitivos, sino a limitaciones relativas en el número de señales o en la capacidad funcional de esas señales que pueden incidir sobre una neurona o neuronas, es posible compensar con untito de señales lo que no se puede conseguir con otras.

Procesos operativos emocionales y motivacionales.

Los sistemas emocionales y motivacionales tienen la virtud de ensamblar muchas de las actividades superiores e inferiores del cerebro, y que cada sistema emocional interactúa además con otros sistemas emocionales próximos.

Las emociones operan de modo interactivo en muchos niveles jerárquicos dentro del cerebro, y estos niveles a su vez se comunican entre sí bidireccionalmente. Esto significa que la conciencia afectiva experimentada internamente va a poder influir sobre la conducta de diversos modos. Esta conciencia afectiva es decisiva para marcar estrategias psicoconductuales a largo plazo. De hecho nuestro aparato cognitivo es capaz de modular profundamente las tendencias emocionales.

Debemos distinguir entre respuestas afectivas e interpretativas. Los procesos neuronales de ambas interactúan ampliamente. Los mecanismos de la experiencia afectiva, de la conducta emocional y de la conducta motivadora se encuentran enlazados en la estructura más antigua del cerebro: la amígdala, los ganglios de la base, en parte de la corteza frontal y de la cingulada; o dispersamente distribuidas por diversas áreas cerebrales, o en representaciones distribuidas jerárquicamente.

La conciencia afectiva puede alcanzar un grado de desarrollo superior al de la conciencia estrictamente cognitiva.

Pero qué elemento predomina. En términos neuroquímicos parece que el flujo ascendente es predominante, lo que explica el hecho de que las emociones y los afectos influyan sobre nuestras decisiones de forma masiva y permanente, sin embargo, el grado de corticalización alcanzado en nuestra especie permite ejercer un control frecuentemente decisivo sobre nuestras emociones y su correspondiente expresión.

Respuestas corporales.

Varias teorías tratan de explicar el estrecho vínculo que hay entre fenómenos psicológicos subjetivos y la actividad de órganos viscerales controlados por el sistema nervioso autónomo.

Teorías generales.

La teoría James-Lange pone de relieve la importancia de los sucesos fisiológicos periféricos en las emociones.

Cannon-Bard. Los fisiólogos Walter Cannon y Philip Bard estudiaron relaciones entre el sistema nervioso autónomo y las emociones y formularon fuertes críticas a la teoría de James-Lange. Observaron que los cambios autonómicos que acompañaban a las emociones intensas eran muy similares. Resolvieron que la función de la emoción es ayudarnos a hacer frente a un cambio en el entorno.

Stanley Schachter. Para Schachter las etiquetas emocionales dependen de las interpretaciones de una situación. Un estado emocional es el resultado de una interacción entre activación fisiológica y la interpretación cognitiva de este arousal.

Expresiones faciales.

Las expresiones faciales tienen funciones complejas en la comunicación.

Charles Darwin consideró que la expresión facial era información comunicada a otros animales.

Los análisis de las expresiones faciales de Paul Ekman (1981) revelan que obtenemos información de todos los rasgos de la cara, de los estáticos y de los que cambian rápidamente por estímulos faciales.

Las expresiones faciales expresan todas las emociones básicas. Las distintas sociedades ofrecen semejanzas en la producción de expresiones específicas para emociones concretas. De igual modo la interpretación de las distintas expresiones es similar para la mayor parte de las culturas.

Frid Lund (1994) sugiere que los rostros quizá no reflejan emociones per se, sino que tal vez tienen la función de comunicar en un contexto social.

Un papel importante de la expresión facial es para-lingüístico.

Las expresiones faciales están mediadas por un conjunto de músculos, dos nervios craneales y diversas vías del SNC.

Según algunos investigadores el control cerebral de los movimientos faciales voluntarios es muy diferente del de los movimientos faciales inducidos por las emociones.

Respuestas autonómicas.

Para la detección de cambios viscerales se utiliza el polígrafo.

Estímulos emocionales distintos no provocan invariablemente un patrón diferente de respuestas autonómicas. Sin embargo respuestas de varios sistemas corporales revelan patrones diferenciados que son característicos del individuo. John y Beatrice Lacey (1970) se referían a esta cualidad como estereotipia de respuesta individual.

Además los patrones de respuesta son notablemente constantes a lo largo de la vida.

Circuitos cerebrales median en las emociones.

Lesiones y síndromes.

Investigaciones que utilizan la estimulación cerebral han generado mapas del cerebro para varias respuestas emocionales.

Las lesiones cerebrales afectan a las emociones. Estas son algunas de las investigaciones:

Furia decorticada. Se resolvió que la furia está organizada en el nivel subcortical. Las observaciones sugerían que la corteza cerebral ayuda a inhibir la sensibilidad emocional.

Síndrome Klüver-Bucy. Klüver y Bucy (1838) describieron un síndrome inusual en primates a los que se les había extirpado grandes proporciones del lóbulo temporal. La conducta cambió espectacularmente.

Circuito neural de Papez. El neuropatólogo James W. Papez (1937) sugirió la existencia de un circuito neuronal de la emoción. Estudió seres humanos con trastornos emocionales y perros rabiosos.

Según el modelo de circuito de Papez, las expresiones emocionales involucran el control hipotalámico de órganos viscerales, y la sensación se origina en conexiones de un circuito que comprende el hipotálamo, los corpúsculos mamilares, el tálamo anterior, la amígdala, que es importante tanto para la experiencia como para el reconocimiento de emociones, en especial el miedo, y la corteza cingulada.

Localización de la lesión

Síntomas clínicos

Síndrome

Lóbulo parietal o temporal derecho

Actitud alegre y bromista impropia, negación de la enfermedad, pérdida de interés, apatía.

Reacción de indiferencia

Lóbulo frontal izquierdo, ganglios basales izquierdos

Estado deprimido, variaciones del estado de ánimo a lo largo del día, pérdida de vitalidad, ansiedad, desasosiego, despertar muy temprano, demora en el inicio del sueño, aislamiento social e irritabilidad, disminución del apetito.

Depresión importante

Frecuentemente lesiones bilaterales, pueden producirse casi en cualquier localización.

Risa frecuente y normalmente breve y llanto, llanto no provocado por tristeza o que no guarda proporción con su causa, aislamiento social secundario a reacciones emocionales exageradas

Risa y llanto patológicos

Región basotemporal derecha u orbitofrontal derecha

Estado de regocijo, aumento de vitalidad, aumento del apetito, disminución del sueño, sensación de bienestar, habla apresurada, fuga de ideas, delirios de grandeza.

Manía

Emoción
Emoción

Circuito del miedo.

El miedo está mediado por circuitos que incluyen la amígdala.

Sabemos más sobre los circuitos neuronales del miedo que de cualquier otra emoción por su evidencia y por la semejanza de conductas relacionadas con el miedo en el conjunto de las especies.

Estudios sobre el condicionamiento del miedo mediante un estímulo auditivo han proporcionada una representación de los circuitos neurales que implica a la amígdala como estructura clave en la mediación del miedo.

Los estudios sugieren que normalmente la amígdala sirve para que seamos cautelosos ante las personas que tienen un estado de ánimo negativo.

El papel de la amígdala en las emociones va más allá de la simple implicación en el miedo. Estudios con monos revelan un papel para la amígdala en el aprendizaje de la importancia emocional de sucesos externos, en especial las acciones sociales.

El caso de una paciente sin amígdala revela el papel de esta estructura de mediación del reconocimiento de la emoción en las expresiones faciales humanas. La amígdala parece ser importante en la mediación de rasgos de cognición social en los que las discriminaciones emocionales sutiles son significativas.

Emoción

El cerebro trino.

Paul MacLean (1970) sugirió un modelo neuronal general y teórico de la emoción. Según MacLean el cerebro humano puede contemplarse como un sistema de tres capas en el que cada una de ellas caracteriza un desarrollo evolutivo significativo:

La capa más antigua y profunda, en el tronco del encéfalo, representa nuestra herencia cerebral reptiliana.

Media las acciones necesarias en todas las criaturas para sobrevivir: respirar, comer,… es decir, mantenimiento rutinario.

La segunda capa se ocupa de la preservación de la especie y del individuo, e incluye el aparato neural que interviene en las emociones, la alimentación, la huida, la evitación del dolor, la lucha y la búsqueda de placer. Es el sistema límbico

La tercera capa que se forma es la corteza cerebral y esta provee del sustrato para el pensamiento racional.

Los hemisferios cerebrales y el procesamiento de la emoción.

Los dos hemisferios cerebrales procesan la información de forma distinta. Cada uno de los hemisferios desempeñan papeles diferentes en los procesos cognitivos de los seres humanos. Los científicos han investigado la posibilidad de que haya diferencias hemisféricas en el procesamiento de la emoción.

El hemisferio derecho tiene un papel especial en la percepción de estados emocionales.

Se da una lateralización de la expresión emocional, especialmente en las manifestaciones faciales.

Procesamiento hemisférico de estímulos emocionales.

Los hemisferios cerebrales pueden funcionar de manera diferente en cuanto al reconocimiento de estímulos emocionales.

Ley y Bryden (1982) presentaron a individuos normales frases breves pronunciadas con voz alegre, triste, enojada y neutral, que se emitieron a través de auriculares. Los individuos mostraron una mayor facilidad para identificar el tono de voz con el oído izquierdo, hemisferio derecho y para comprender el significado del mensaje con el oído derecho, hemisferio izquierdo.

La presentación de diferentes estímulos visuales a cada ojo también reveló diferencias hemisféricas en la discriminación de expresiones faciales emocionales.

El izquierdo era mejor cuando se hacía hincapié en las calificaciones verbales de las expresiones faciales.

Asimetría en las expresiones faciales.

Las expresiones faciales no son simétricas. El lado izquierdo es más emocional que el lado derecho. Además las expresiones del lado izquierdo son más alegres y las del derecho más tristes.

La asimetría de las expresiones se vuelve mucho menos evidente cuando las fotos de emociones genuinas y espontáneas se utilizan como estímulos, si bien cuando los individuos cuentan una experiencia emocional de su vida muestran movimientos más expresivos en el lado izquierdo de su cara que en el derecho.

Además a los sujetos de algunos estudios se les ha dado instrucciones de que produzcan asimetrías faciales moviendo partes de un lado de la cara y describieran después su emoción.

Se asocian sentimientos de tristeza a la contracción muscular facial del lado izquierdo y sentimientos positivos a la contracción muscular facial deliberadamente inducida del lado derecho.

Estrés.

El estrés activa muchas respuestas corporales.

Algunas investigaciones subrayan que el estrés es un concepto multidimensional que incluye los estímulos elicitadores, el sistema procesador que comprende la evaluación cognitiva de esos estímulos, y las respuestas al estrés.

Sin embargo el uso inicial del concepto de “estrés” está estrechamente identificado con el trabajo de Hans Selye (1956), que popularizó el término y lo definió en un sentido amplio como . Selye describió el impacto de los “estresores” en las respuestas de diferentes sistemas orgánicos. Esta respuesta al estrés se expresa en tres fases:

1ª Reacción de alarma.

2ª Fase de adaptación.

3ª Fase de agotamiento.

En su síndrome de adaptación general remarcó la conexión entre estrés y enfermedad.

Hoy en día el concepto de estrés y enfermedad se ha modificado. Ahora algunos investigadores señalan que el ingrediente común a los estímulos estresantes es la incertidumbre o la imprevisibilidad acerca de cómo obtener resultados positivos en respuesta a estos estímulos. El estrés per se no provoca inevitablemente disfunción o enfermedad.

El ejemplo más estudiado es el del entrenamiento militar, especialmente de aviadores y paracaidistas, donde el estrés incluye miedo al daño corporal y al error.

Grinker (1963) fue pionero en estas investigaciones con paracaidistas.

En 1978 Ursin y otros analizaron también en paracaidistas pequeños cambios en los niveles hormonales en la sangre. Se utilizaron gran variedad de medidas psicológicas y fisiológicas tanto en ejercicios en torre como en saltos desde el avión.

En el entrenamiento en torre la aprensión inicial es alta y la sensación de miedo es aguda, si bien los reclutas sabían que su vida no corría peligro.

En el primer salto los niveles de testosterona cayeron por debajo de los niveles de control, en saltos posteriores volvieron a su nivel normal. Otras sustancias que aumentan sensiblemente durante el salto inicial eran los niveles urinarios de adrenalina, noradrenalina y hormona del crecimiento.

Frankenhaeuser (1978) investigó otros sistemas reales como a un conductor de tren. Cuanto más largo era el trayecto y mayor número de pasajeros llevaba mayor era la respuesta hormonal.

Examinó también el trabajo en una fábrica o la realización de un examen oral de doctorado, con respuestas endocrinas similares.

Robert Sapolsky (1992) estudió el comportamiento de animales en libertad, babuinos en este caso. En condiciones en las que inicialmente no debían experimentar estrés, este aparecía. Resolvió que el estrés que experimentan son los impactos que ejercen unos con otros.

El lugar que ocupa un animal en su jerarquía influye en la fisiología de la respuesta al estrés.

Hay varias hipótesis que se refieren a la diferencia entre individuos en cuanto a su respuesta al estrés.

Seymour Levine y otros (1967). Para una rata es estresante ser manipulada por el hombre. Sin embargo, las crías de rata que habían sido manipuladas cuando eran cachorros eran menos susceptibles a una amplia variedad de estresores ya de adulto. Secretaban menos corticosteroides.

En efecto recibió el nombre de inmunización al estrés. Cierta dosis de estrés en fases tempranas de la vida parece hacer a los animales más resistentes al que puedan sufrir posteriormente.

Además se observó que la madre de las crías las lamía al devolverlas al nido, las lamía más cuanto más duradera fuese la manipulación. Michael Meaney consideró que es una estimulación táctil clave para la inmunización al estrés.

Estrés, emociones y enfermedades.

Esta esfera se denomina esfera psicosomática. Thomas French sugirió que ciertas enfermedades resultan de conjuntos diferenciados de características psicológicos o de conflictos de personalidad.

Se creía que todas las dolencias o enfermedades estaban asociadas a un grupo específico de características psicológicas. Las úlceras se relacionan con la frustración de necesidades “orales” y con el desarrollo de la “dependencia oral”; la hipertensión tiene su origen en actividades competitivas hostiles; y las migrañas representan necesidades o impulsos desfavorables.

Estas ideas eran destacadas en el desarrollo temprano de la medicina psicosomática.

Hoy en día se subraya que la sensibilidad emocionales sólo un factor entre los muchos que determinan el inicio, el mantenimiento y el tratamiento de los trastornos corporales.

Los estudios de medicina psicosomática han ampliado su campo de acción, ahora fluctúa entre la evaluación de emociones, estrés y dolencias a escala global, y el esclarecimiento de relaciones concretas entre emociones y respuestas o afecciones corporales. A partir de esto se ha desarrollado la psicología de la salud o medicina conductual.

De todos modos, se han hallado algunas relaciones consistentes entre sucesos estresantes y dolencias. Por ejemplo, los hombres que refieren estrés grave y frecuente en un periodo de uno a cinco años anterior a la entrevista, tienen más probabilidades de sufrir enfermedades cardiacas en los doce años posteriores que aquellos que padecen poco estrés.

El estrés afecta así mismo al estómago porque va acompañado de cambios en el sistema gastrointestinal, como detención de la secreción de enzimas digestivas, se endentece la movilidad del tracto gastrointestinal y se reduce el flujo sanguíneo al estómago a fin de que haya más sangre disponible para la actividad muscular esquelética.

Estrés psicológico e inmunosupresión.

Las emociones y el estrés influyen en el sistema inmunológico. Por ejemplo, la competencia del sistema inmunológico disminuye durante la depresión o en personas afligidas por sucesos negativos.

La inmunosupresión es un mecanismo de defensa. En la medida en que el estrés puede ser debido a una situación urgente repentina, la supresión temporal de las relaciones inmunológicas tienen algún sentido, dado que las respuestas al estrés exigen una movilización rápida de energía; las respuestas inmunológicas tienen una duración más prolongada que la reacción inmediata requerida por una situación de emergencia.

Por ejemplo un animal herido por un depredador primero debe escapar y ocultarse; sólo entonces empieza a ser una amenaza la infección de la herida.

Violencia y agresión.

Se han investigado las dimensiones psicológicas, antropológicas y biológicas de la agresión desde muchas perspectivas distintas. Se han clarificado muchos aspectos de la agresión, incluyendo sus bases biológicas en los mecanismos hormonales y neuronales.

Agresión.

El término agresión tiene muchos significados diferentes. En su acepción habitual, la “agresión” se refiere a un estado emocional que muchos seres humanos describen como consistente en deseos de odio y deseo de causar daño, un poderoso sentimiento interior.

Sin embargo cuando contemplamos la agresión como conducta ostensible que conlleva la destrucción real o pretendida de otro organismo, advertimos varias formas distintas:

- Conducta alimentaria, ataque de un animal hacia una presa.

- Agresión entre machos de la misma especie. Es aplicable a los seres humanos. La conducta agresiva entre chicos es visible muy pronto en su actitud agresiva y enérgica en los juegos.

- Agresión maternal.

- Agresión inducida por el miedo, de aquellos animales acorralados sin escapatoria.

- Agresión irritable, surgida por la frustración o el dolor y frecuentemente se caracteriza por un rasgo descrito como furia incontrolable.

Los andrógenos y la agresión.

Los andrógenos parecen aumentar la agresión. Aunque la opinión predominante entre los investigadores es que los machos de la mayoría de las especies de mamíferos son normalmente el sexo más agresivo, en algunas especies este dimorfismo no es tan evidente.

Sin embargo, las hormonas sexuales masculinas desempeñan un papel importante en algunas formas de conducta agresiva, en especial en encuentros sociales entre machos.

Un conjunto de datos relaciona niveles de andrógenos circulantes con diferentes medidas de conducta agresiva.

En la madurez sexual, la agresión entre machos se incrementa apreciablemente en muchas especies. Además los niveles de testosterona cambian estacionalmente en muchas especies, y parecen estar relacionadas con variaciones en la agresión en animales.

La castración. La reducción de esta forma de andrógenos circulantes reduce sensiblemente la conducta agresiva entre machos.

Algunos estudios con seres humanos han demostrado una correlación positiva entre los niveles de testosterona y la magnitud de la hostilidad. Otros estudios no apoyan esta correlación.

Otros sugieren que la testosterona está relacionada con la conducta antisocial.

Se ha tratado de modificar la conducta de hombres criminales mediante la manipulación de sus hormonas sexuales. La administración de fármacos antiandrógenos, como el acetato de ciprosterona que actúa como una castración reversible.

Varios estudios con criminales acusados de agresión sexual han puesto de manifiesto que la administración de estas sustancias reduce el impulso y el interés sexual. Sin embargo, los efectos de los antiandrógenos en la conducta agresiva son menos perceptibles que sus efectos en la conducta social.

La serotonina y la agresión.

Ciertos estudios muestran una correlación negativa entre la actividad de la serotonina cerebral y la agresión. Los datos obtenidos de diferentes estudios demuestran que existe una significativa correlación negativa entre la magnitud de la agresión y la actividad de la serotonina medida en fluido cerebroespinal.

El descenso de la actividad de la serotonina se observa en seres humanos que se vuelven violentos tras consumir alcohol, en niños cuyo mal control de los impulsos provoca conductas destructivas. Ciertos tipos de suicidio también correlacionan con la disminución de la actividad de la serotonina. Además los niveles de serotonina no son cantidades fijas, sino que responden a estímulos y a contextos sociales.

Los niveles de serotonina aumentan a mayor rango social, y desciende cuando se pierde el estatus.

Pero la serotonina no trasmite la agresión, hay otras sustancias implicadas en las distintas formas de agresividad tanto en seres humanos como en animales.

El problema de la neurología de la violencia humana.

Mark Ervin (1970) sostiene que en las alteraciones del lóbulo temporal podían subyacer muchas formas de violencia humana y provocar un trastorno que denominaron síndrome de descontrol.

Presentaron varios informes clínicos detallados de seres humanos con posibles trastornos en el lóbulo temporal a los que se había implantado electrodos en ese lóbulo a nivel profundo. Se halló una correlación directa entre la conducta agresiva intensa y la convulsión provocada por el lóbulo temporal.

En ciertos pacientes la extirpación de algunas regiones de lóbulo temporal, en especial de la amígdala, reducía enormemente la actividad epiléptica como la conducta agresiva.

Muchos otros estudios han vinculado la violencia humana con algunas formas e trastornos derivados de ataques u otras patologías neurológicas clínicas.

Aunque la relación de la violencia y la agresión sigue siendo controvertida, un número creciente de observaciones clínicas respalda esta asociación en algunos individuos.

Diferencias emocionales.

2 comentarios:

  1. Me encanta William Blake, él también sabía mucho de las emociones...



    Dolphin~

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  2. Si, tienes razón era el poeta de las percepciones. A mi me gustaría no sentir tantas emociones porque tantos altibajos acaba cansando, pero es lo que me ha tocado sufrir. Gracias por tu comentario.

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